La comunicación social está en el ADN de Yajaira Hernández. Junto a su padre, Rafael "Pipo" Hernández, un periodista de renombre y valor, descubrió el bullicio de la sala de redacción, la emoción de la primicia y el olor a tinta que emanaba de la rotativa.
Sin embargo, dio vueltas por varias opciones, antes de elegir el periodismo como razón de vida. Su gusto por las matemáticas y el derecho la hicieron dudar, al momento de escoger qué carrera estudiar.
“Quería muchas cosas, también me gustaba la diplomacia”, contó en una entrevista concedida a Noticia al Día.
Una pasión que suma cuatro décadas: Yajaira Hernández y el periodismo
Bastaron unas pocas clases en la escuela de Periodismo de la Universidad del Zulia, para que esa posibilidad se convirtiera en certeza. “¡Me atrapó, me fascinó!”, señala, mientras la mirada le brilla al recordar aquella época.
Tuvo a su papá como profesor, lo cual en modo alguno significó privilegios. “Me dio clases de Diseño de Periódicos; fui una alumna promedio, una más del salón, pero en casa me recordaba cuando teníamos alguna prueba o trabajo y me veía relajada”.
Egresó como periodista en 1983 y durante cuatro décadas ha vivido con pasión y excelencia el trajinar del teclado. “Del periodismo me gusta la relación con la gente, buscar las noticias, la redacción”, afirma. Y así fue durante los quince años en los cuales laboró en el diario Panorama.
La fuente de salud: grandes satisfacciones
Destacó en la fuente de salud, resaltado los logros científicos de los médicos e instituciones zulianas, como aquel 28 de septiembre de 1989, cuando se realizó el primer trasplante de hígado en el Hospital Universitario de Maracaibo.
De su tránsito en el periodismo recuerda, como una experiencia significativa, su participación en la campaña sobre la lepra, cuando se decidió el desalojo de la Isla de Providencia (1985), convertida en leprocomio desde 1828 por decreto del Libertador.
“Fue enriquecedor, desde el punto de vista humano. Fui en dos oportunidades a Providencia; nunca había visto a una persona que tuviese la enfermedad. Ellos morían en vida, porque después que los llevaban hasta la isla, perdían contacto con el resto del mundo. La campaña era para dar a conocer que ellos no representaban un peligro”, relata.
En ese contexto, pudo conversar en más de una ocasión con el científico venezolano Jacinto Convit, quien desarrolló una vacuna modelo para tratar la lepra. “Un ser maravilloso, muy humilde, sobre todo”, describe Yajaira Hernández, quien agradece haber entrevistado a “gente muy valiosa”, entre los que se encuentra Pedro Iturbe, una de sus fuentes habituales.
Quince años en el diarismo y mucho para enseñar
También la cobertura de la primera visita del papa Juan Pablo II, en 1985, le brindó grandes satisfacciones. Tuvo a su cargo la reseña de los preparativos y las incidencias de la visita del Santo Padre a Maracaibo.
Yajaira siempre tuvo en mente que el diarismo tendría para ella una fecha de caducidad. “Mi idea era hacerlo por diez años y luego dedicarme a otra cosa; sin embargo, estuve quince”.
Luego, vendría para Yajaira Hernández el tiempo de la docencia, el compartir lo aprendido en la universidad, en los libros, pero más aún, en el ejercicio.
“No sabía que lo iba a disfrutar tanto; entro a un salón de clases y se me olvida el mundo”, confiesa quien desde hace 17 años es profesora de la escuela de Comunicación Social de la Universidad Rafael Belloso Chacín.
Allí dicta cátedra en Redacción, Géneros Periodísticos, Periodismo Interpretativo, Periodismo Científico, entre otras materias.
Agradece el entusiasmo y la energía de sus alumnos
“Cuando inicio un curso les digo a los alumnos que les compartiré lo que dicen los libros, pero también lo que dice la vida real, que no siempre coinciden. Además, procuro enamorarlos del periodismo impreso, que es el fundamento de todo”.
De los estudiantes agradece y valora el entusiasmo, la energía y los conocimientos de tecnología que poseen. “Son más espontáneos, más honestos, no tienen miedo de decir lo que piensan (…) aunque, a veces, cruzan la línea y te tutean, por ejemplo”.
Le preocupa, eso sí, la falta de interés por la lectura, la redacción y la investigación. “Vienen con fallas que son inherentes al sistema, a las circunstancias que estamos pasando y al propio estudiante”.
Recuerda cómo a su generación se les exigía mucho, en términos de preparación, de manejo del lenguaje, de la gramática. “Eran implacables, pero aprendíamos”.
La tecnología: ¿amiga o enemiga del periodista?
Agrega otro asunto que le preocupa: “Con todas las bondades de la tecnología y la globalización, todo el mundo se cree periodista. Las nuevas generaciones tienen que marcar la diferencia, para hacer notar quién es periodista y quién no”.
En este punto, hace un paréntesis para indicar que la inteligencia artificial es un valioso recurso, que genera productos “casi perfectos”, pero que carecen de la profundidad que nace de la investigación bien hecha, el olfato que permite buscar donde otros no lo han hecho y, sobre todo, le falta corazón.
Yajaira Hernández: Una y otra vez elegiría ser periodista
Al cierre de esta breve conversación con Yajaira Hernández, no cabe duda que vibra, siente y ama su profesión.
“El periodismo ha sido mi vida y si volviera a nacer volvería a ser periodista. Yo lo he disfrutado de principio a fin con todos los altibajos. La rabia, las frustraciones, el cansancio, las presiones, el estrés, pero también con las alegrías, satisfacciones, las amistades…”.
Su vida, al servicio de la comunicación social, ha estado signada por lo que aprendió de su padre, Pipo Hernández. “La ética es el legado de mi papá, de él aprendí con el ejemplo, con las conversaciones, con su ejercicio”.
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F Reyes
Fotos: José López Linares
Noticia al Día
