Un torrente de aguas negras en la avenida 16 (Guajira) tiene cerca de dos meses afectando a más de 350 familias que habitan en el conjunto residencial El Cují, ubicado en la parroquia Idelfonso Vásquez en la zona norte de Maracaibo, situación que les genera hedores nauseabundos y enfermedades a niños, adultos y personas de la tercera edad, algunos con enfermedades terminales.
Ruth Amador, vocera de la unidad administrativa del consejo comunal de El Cují, explicó que la problemática radica en las instalaciones del Centro Gallego, cuyo colector de aguas negras se encuentra roto y que a pesar de que la Gobernación del Zulia tiene personal reparando la avería desde hace dos meses, la situación persiste y se ha agravado con la temporada de las lluvias.
La referida arteria vial está cerrada en sentido norte-sur, desde el colegio Santa Mariana de Jesús hasta la intersección de la urbanización La Picola, debido a los trabajos de reparación que adelanta la administración regional para reparar el colector, sin embargo, Ruth Amador sostiene que desde el Centro Gallego sacan mangueras a la calle durante la noche para verter sus cloacas.
"Tenemos más de dos meses padeciendo con estas aguas negras que llegan a El Cují desde el Centro Gallego porque el colector de ese club está dañado y aunque lo están reparando, el personal del Gallego sale con una manguera y echa en la calle sus aguas residuales. Hacemos un llamado a los organismos competentes para que nos ayuden con este problema que afecta a niños, jóvenes y ancianos", dijo Ruth Amador.
Por su parte, Daris Guerrero, administradora de los condominios que integran El Cují, indicó que desde el pasado mes de octubre han denunciado formalmente la situación a través de los entes gubernamentales de la región, sin que hasta la fecha hayan recibido una respuesta satisfactoria. Destacó que esta grave situación, afecta a un total de 363 familias de las 482 que residen en el referido complejo habitacional.
El bote de aguas negras tiene inundadas las principales vías de acceso a El Cují, así como los estacionamientos y las áreas comunes donde hay parques, bancas y canchas deportivas. También afecta varias ventas de comida situadas en los alrededores y las instalaciones del colegio Santa Mariana de Jesús, cuyas clases fueron suspendidas a propósito de esta problemática.
Noticia al Día / José Gregorio Flores
Fotos: Xiomara Solano
