Seis diáconos: José Hernández, William Ortega, Néstor Pérez, Fabricio Medina, Dionni Ríos y Robert Álvarez, son ordenados sacerdotes en una ceremonia especial presidida por el Arzobispo de Maracaibo, Monseñor José Luis Azuaje, que se llevará a cabo este viernes 28 de julio en la Catedral de Maracaibo.
Esta ordenación sacerdotal marca un hito importante en la vida de estos seis hombres dedicados a servir a la Iglesia y a la comunidad. Después de años de preparación y discernimiento, han sido llamados a asumir el compromiso sagrado de llevar adelante una nueva misión evangelizadora y pastoral.
La ceremonia se llevará a cabo en la Catedral de Maracaibo, un lugar lleno de historia y significado para la comunidad católica local. El Arzobispo José Luis Azuaje preside la ordenación, imponiendo sus manos sobre los diáconos para conferirles el sacramento del orden sacerdotal.
Esta ocasión especial es motivo de alegría y celebración para toda la comunidad religiosa y para aquellos que han sido testigos del crecimiento espiritual y compromiso pastoral de estos seis hombres. Los felicitamos por su vocación y les deseamos éxito en su nuevo ministerio como sacerdotes al servicio de Dios y su pueblo en Maracaibo.
Testimonios de fe, vocación y servicio
Los nuevos sacerdotes, jóvenes como muchos de los que están llenos los templos, los liceos, los hogares, pero que tienen una historia un poco distinta, ésta marcada por la fe y vocación, la misma que hoy les lleva a consagrarse al servicio de la Iglesia en Maracaibo. Cuatro de los seis, haciendo un espacio en su último día como diáconos, nos cuentan sus historias…
Néstor Luis Pérez Leal
Néstor Luis es diácono de la Iglesia de Maracaibo, formado como cristiano en un hogar humilde y lleno de amor de La Cañada de Urdaneta.
Perteneciendo a la parroquia eclesiástica Nuestra Señora del Carmen, en la comunidad filial llamada San José de Potreritos. Allí nació su vocación, participando en los grupos de apostolado, también como catequistas y en el servicio en el templo.
Néstor Luis, quien antes de ingresar al seminario cursó estudios de Biología, en la Universidad del Zulia, espera seguir sirviendo con devoción y amor a la Iglesia y en los lugares donde esté llamado a prestar servicio. Para él la ordenación sacerdotal configura al hombre a Cristo, Maestro y Pastor, consciente de ello refirió: “y eso quiero ser para este pueblo”.
José Miguel Hernández Villalobos
Hijo de una familia católica de San Lucía, sus padres José Ramón Hernández Ugarte (Difunto) y Milagros Coromoto Villalobos Novo, sus hermanos Carlos Eduardo y Lucía de los Ángeles. José Miguel recuerda hoy las palabras de Jeremías 1 “Antes que te formara en el vientre de tu madre te conocía y te consagré”.
José Miguel nació en un hogar católico cristiano, donde sus padres y abuelos le inculcaron el amor por Dios desde muy temprana edad a través de la participación en los sacramentos, incluyendo el bautismo que recibió poco después de su nacimiento. Desde niño, mostró signos de su relación con Dios al pedir imágenes de santos como regalo. “Recuerdo que como a los 4 o 5 años reuní a mi familia para simular que estaba celebrando la misa con una cajita en forma de casa con estampas de Santos pegadas en su interior”, relató con la expresión “cosas de Dios”.
A medida que iba creciendo José Miguel fue participando de los sacramentos en las edades correspondientes hasta que luego de mi primera comunión en el año 2002, recibió la invitación para formar parte de la Legión de María, posteriormente del coro parroquial y al cabo de unos meses en la escuela de monaguillos. “Fueron momentos donde mi amor a Dios se fue acrecentando hasta que salí de bachillerato y comencé a trabajar”. Allí como toda persona se alejó un poco de la Iglesia, asistía poco a las celebraciones del domingo.
Hasta que se dio cuenta que se estaba vaciando de ese amor que Dios le había manifestado desde muy pequeño y que debía volver a recuperarlo. “Fue allí donde me dejé de temores y decidí decirle Sí al Señor, entrando al seminario, recordando su especial predilección hacia mí, desde pequeño”.
Sin duda, José Miguel, tiene una historia de vida, como la de muchos jóvenes, solo que él supo retomar su camino y hoy se ordena sacerdote, él mismo ha expresado sobre este acontecimiento que cambia su vida… “Esto es una aventura que no cambio por nada ya que ha sido el Señor el que me ha capacitado para ser un instrumento suyo en el mundo y desarrollar la santidad por medio de este ministerio”.
Fabricio Miguel Medina Valera
Fabricio es del municipio San Francisco, de El Manzanillo, de la parroquia Jesús Nazareno, con una vocación que surgió allí en esa parroquia y esa comunidad, en el apostolado seglar. El mismo relata que “Fui formado por un gran movimiento apostólico centenario en nuestra Iglesia, la manera en la cual San Juan XXIII describe a la Legión marco mi vida, él refería que "La legión de María muestra el verdadero rostro de la Iglesia", esto fue suficiente para asumir con alegría la llamada de aquel que me miraba con misericordia”.
Fabricio ahora que es ordenado sacerdote desde su ministerio quiere seguir mostrando al mundo el verdadero rostro de la Iglesia, “esa que es sinodal y sigue en salida en busca de aquellos que se han quedado a la orilla del camino”, dijo.
Hoy que dispone sus manos y su corazón para el Sacramento de Orden Sacerdotal Fabricio reconoce que: “Ser ordenado sacerdote sin duda alguna es una gran Gracia, un Don inmerecido… Ser sacerdote hoy es una gran oportunidad de seguir reflejando a Cristo en su calidad de Buen Pastor”.
Robert Alberto Álvarez Pérez
Roberto es natural de Maracaibo, de la filial Nuestra Señora del Pilar, de la Parroquia Eclesiástica Nuestro Señor Jesucristo Rey, donde desde su primera comunión forma parte de la vida activa de su parroquia, desde el coro infantil, como monaguillo en el servicio del altar y posteriormente en el Camino Neocatecumenal.
“Precisamente desde el servicio en el altar me identifiqué con la vocación sacerdotal, tras el acompañamiento de unos seminaristas de entonces en la parroquia”, expresa Robert al contar que inició en el centro vocacional mientras cursaba tercer año e ingresó al curso propedéutico Maracaibo-Cabimas en 2010, recién graduado de bachiller.
Espera con su ministerio sacerdotal aprender a conocer la Iglesia local, su cultura, su piedad y especialmente sus necesidades, con la finalidad de responder efectivamente a las exigencias de la Iglesia de hoy.
Y concluye Robert lleno de esperanza: “La ordenación Sacerdotal representa para mí el signo concreto y visible de consagración y fidelidad a Dios y a la Iglesia”.
El Señor bendice a la Iglesia de Maracaibo con estos nuevos sacerdotes, que Él también les bendiga, guie y nunca deje solos en la nueva misión y servicio que les confía.
José R. Espina F.