Aracelis Martínez tuvo que decidir entre, comenzar a comprarle los estrenos y juguetes a los muchachos para la navidad, con lo que tenía para la comida de la semana, o salir a ofrecer en venta los zarcillos y anillos de oro, que le regalaron el día de su boda y guardaba como un tesoro en un cofre desde hace 20 años.
No le quedaba otro remedio, porque Roberto, su marido, se quedó sin empleo a comienzos de año y a la fecha, ha vivido de marañas que ya no consigue, nos confesó la señora que trabajaba en un banco para llevar el "frente" de su hogar, pero se quedó sin empleo porque la entidad desapareció hace poco.
"Aquí la gente trae de todo para venderlo", sobre todo cuando se acercan las fiestas decembrinas y se obligan a comprar lo tradicional, tal como los estrenos y la cena navideña, dijo un señor del otro lado de la ventanilla de un local, que con un aviso de luces dice, " se compra oro", se compran relojes de todas las marcas atendió a la dama.
Cualquier cosa ofrecen en venta, comentó: "Hemos comprado desde cintillos de oro de niñas, que lucieron en sus bautizos, hasta rosarios, libros de catecismos antiguos, pendientes y prensa corbatas de oro, relojes de marca que estrenaron en sus bodas y monedas (medios, reales, bolívares) utilizadas como las aras en el matrimonio y piezas de colección, tales como jarrones de cerámica."
La idea es vender algo de valor, en medio de la crisis económica, que permita "salir de apuros” ante cualquier situación, bien sea, para adquirir comida, pagar deudas, los útiles escolares para los hijos, atender la enfermedad de un familiar o simplemente, sacar del closet muchas cosas de valor que no se usan por temor al hampa, como el caso de los relojes y joyas.
"Yo vendí mi anillo de graduación de ingeniero, no me lo ponía por temor a que el hampa me arrancara la mano", dijo en tono irónico, Mervin Suárez, quien buscaba una chaqueta usada de Las Águila del Zulia en el mercado a precio de oferta.
Romelia Martínez, fue al mercado a ofrecer unos portaretratos que le regaló su madrina cuando cumplió 15 años. "No los quería vender, ya tienen conmigo 40 años, pero la necesidad me obligó”, señaló buscando a quien le ofreciera un mejor precio.
La compra -venta de cualquier objeto de valor, desde una simple medalla o crucifijo de oro o plata, se mantiene viva en los mercados, tanto en establecimientos fijos cómo los que deambulan en la zona comercial.
Cualquier local que antes era para vender enseres de limpieza, abasto o simplemente de loterías y juego de caballos, exhibe ahora en avisos lumínicos, "se compra oro", " se compra relojes de todas las marcas", "a buen precio compramos monedas ", se compran piezas antiguas"
La crisis económica se ha llevado en "los cachos" muchas piezas que conservaba el maracucho y que guardaba como un "tesoro ", como “recuerditos" de acontecimientos importantes en su vida.
Los mercados baratos
Los llamados mercados baratos o de segunda, se ven cada vez más en cualquier punto de Maracaibo, incluso se organizan a través de redes sociales.
Los vendedores en las llamadas "coroteras", ofrecen ropa o artículos del hogar, muchos para mantener condiciones de vida y otros para pagar por una nueva vida en el extranjero.
Se observa cada fin de semana a cientos de compradores y vendedores en busca de artículos a precios de ganga. Los clientes son recibidos toda la tarde con música a todo volumen y puestos de comida dando un aspecto festivo.
Se vende desde un costurero con múltiples agujas, hasta una casa que sus habitantes dejaron sola porque se fueron a otro país. La idea es vender lo que sea, dice Pamela Melquiades, quien lleva diez años en la corotera de La Limpia, donde un "pase adelante, quien da más" le da la bienvenida.
Texto: Javier Sánchez
Fotos: José Antonio López
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