-Karen Perozo y Douglas Colina son amantes de los animales desde que eran niños. Por eso, no es de extrañar que siendo esposos se dedicaran a cuidar y alimentar a los gatos comunitarios del lugar donde viven: el bloque 22 de la segunda etapa de la urbanización Raúl Leoni, en Maracaibo.
El abuelo de Karen fue rescatista; le enseñó a querer y cuidar a los animales. “Mi sueño es mudarme del apartamento a una casa, con patio, para darles albergue”. En el hogar Colina Perozo viven tres perros y dos gatos que la pareja rescató del abandono.
A las 4 de la mañana, se levantan para disponer todo lo necesario, antes de ir a trabajar. Lo primero es preparar la comida de los animalitos de la casa y de “los callejeritos”, que se refugian en las áreas comunes del conjunto de edificios.
"Voy a alimentar a mis hijos"
Sustentar a los gatos comunitarios del bloque 22, asear los lugares donde suelen estar, forma parte de su día a día. Otros vecinos colaboran aportando las sobras de comida. “Voy a alimentar a mis hijos”, anuncia Douglas cuando baja con los envases.
La pareja no tuvo descendientes, pero todo el amor y los cuidados que son capaces de dar los han volcado en las mascotas. Afirman que, a pesar de ser personas humildes, de una u otra forma logran proveer a diario la comida a los perros y gatos.
“Quizás no les hemos brindado una mayor atención veterinaria”, dicen. Sin embargo, esperan apoyarse con Misión Nevado para tal fin.
Karen señala que la misión de ambos siempre ha sido proteger a los gatos y aplacar la molestia de quienes se quejan por la presencia de los felinos; pero nunca sospecharon que alguien tramaba exterminarlos.
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Sufrieron muchos dolores antes de morir
La terrible noticia de que cuatro gatos y una cría fueron envenenados los llenó de dolor e impotencia. No superan la consternación que esto les causó. Los vieron agonizar y quejarse de los terribles dolores que sufrieron antes de morir. "Tengo esas imágenes en mi mente", dice la proteccionista.
Además de Minina, que era una gata con más de 15 años en esta comunidad, también murió La Marrón, dejando a tres gatitos en la orfandad. Procuraron “pegárselos” a otra gata recién parida, para que puedan ser amamantados.
Karen y Douglas: Queremos justicia
Luego del hallazgo, aparecieron en las cercanías dos gatos más, que también ingirieron del plato mortal. “Hemos visto la maldad y la muerte”, dice Karen, quien no termina de asimilar que entre sus vecinos haya alguien capaz de acabar con un ser vivo.
“Nos conmocionó mucho, estamos muy decepcionados con los vecinos que hicieron eso”, agrega visiblemente afectada. Su esposo interviene para recordar que los animales tienen el mismo derecho a la vida que tenemos los seres humanos.
Pero quienes quizás resultaron emocionalmente más golpeados son los niños y jóvenes del conjunto residencial. Nunca se habían topado de frente con la crueldad y el sufrimiento.
Karen y Douglas, afirman no saber cómo reaccionarán cuando se descubra al responsable del envenenamiento masivo de los gatos del bloque 22, pero están decididos a exigir justicia.
F Reyes
Fotos: Xiomara Solano
Noticia al Día
