La baja de los precios de arrime del fruto de la palma aceitera, puso en jaque la producción del aceite rojo en el Sur del Lago de Maracaibo.
El ingeniero Jorge Rafael Prado Salón, vicepresidente de la Confederación de Agricultores y Ganaderos de Venezuela (Confagan), explicó en exclusiva para NAD, las consecuencias que ello tendría para este rubro del campo venezolano.
“Estamos hablando del proyecto socioproductivo más importante del país. Estamos hablando -reitera el ingeniero- de 40 mil hectáreas aptas para el cultivo y en producción, ubicadas en la franja fronteriza del Catatumbo, y Jesús María Semprún; hablamos de un muro de contención productivo y social en contra de las prácticas delincuenciales, propias de esta zona, donde guerrilla, paramilitarismo y hampa común le hacen frente al buen vivir de los venezolanos”.
“Después del camarón y la cangreja –recuerda Jorge Prado-, es la palma africana la que apuntala la economía en el Sur del Lago de Maracaibo”.
Conocido como el oro rojo, de la siembra y cosecha de este rubro se extrae el aceite comestible, ingrediente obligado en la mesa y en la cocina de los venezolanos y su producción está en peligro de paralizarse.
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“Queremos hacer un llamado de alerta y requerimos que nuestras propuestas sean escuchadas. Por eso solicitamos al ministro del Poder Popular para la Alimentación, Carlos Leal Tellerías, que reconsideren los precios que manejan para recibirnos el producto”.
Hasta el 30 de julio de este año, los productores recibían por el fruto fresco colocado en la planta, unos 285 dólares la tonelada. Eso cambió al día siguiente, pues sin previo aviso ni consultas de ningún orden, ese precio cayó 35 por ciento.
“El primero de agosto -dice el entrevistado-, nos encontramos con la nada grata sorpresa de un producto que estaba siendo recibido a 170 dólares la tonelada”.
“Eso es insostenible para el productor –comenta el ingeniero-, porque imposibilita las labores de mantenimiento de las fincas y hasta el pago de un personal que está recibiendo mejores salarios que quienes trabajan en medios urbanos”.
La urgencia del llamado, es para la convocatoria de conversaciones entre el Gobierno nacional, los industriales y los productores, “porque las necesidades del sector industrial no son las mismas que tienen las nuestras, porque, en definitiva, somos los que arreglamos los camellones, las vías de acceso, las comunicaciones, haciendo vida y haciendo verdad a la Venezuela fronteriza”.
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