El Mercado Las Pulgas, Las Playitas, la estación Libertador del Metro de Maracaibo, las familias que viven en los remanentes del barrio El Saladillo, San Fernando, Arismendi y todo ese gentío que existe tremulante en el centro de la ciudad, amanecieron inmersos y respirando una pesada y blanquecina nube tóxica.
A las 6 de la mañana, el llamado de desesperación del presidente de la Asociación de Comerciantes del Mercado Las Pulgas, Énder Pinto, dio luces sobre el origen infausto de la penumbra contaminante que sorprendió a los maracuchos madrugadores.
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“Incendiaron la calle 102 y el bloque número 8 empezó a coger candela, ¡Emergencia! ¡Emergencia!”, repetía sonoramente afectado Pinto. "¡El 171, Bomberos, Alcaldía qué pasa, ¿Por qué no han venido?!".
En efecto; alguien voluntariamente, desbordando deseos pirotécnicos reprimidos, le metió candela a las toneladas de basura allí dejadas a la buena de Dios, desatando las alarmas de los comerciantes del populoso mercado.
A las nueve y media de la mañana, aún los cuerpos de emergencia no se habían presentado.
Juan Carlos Guillén