La mañana de este domingo, 16 de junio, falleció Monseñor Roberto Lückert León a las 7:30 am, en el Hospital Madre Rafols.
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Sus obras culturales y sociales, con inspiración cristiana, con una profunda dimensión de la trascendencia invalorables, han quedado grabadas en el corazón de los zulianos. Monseñor Roberto Lückert, el hombre de la iglesia que supo estudiar nuestra historia, crítico permanente de la acción política en nuestro país, pensador incansable y eclesiástico completo, partió al viaje eterno.
El mayor de ocho hermanos nació en Maracaibo, estado Zulia, el 9 de diciembre de 1939, en el seno de un hogar con religiones mixtas; su padre Walter, oriundo de Alemania, era luterano y su madre Carmen Alicia, de Trujillo, era católica.
Sus estudios de preescolar los cursó en el Colegio Nuestra Señora del Pilar y el Colegio Sucre; los de primaria y secundaria los realizó en el Colegio Gonzaga, perteneciente a los Padres Jesuitas en la ciudad de Maracaibo. A los 18 años entró en Seminario Menor de Maracaibo y a los 19 en el Seminario Inter diocesano Santa Rosa de Lima, ubicado en Caracas, donde estudió teología y filosofía.
Su camino sacerdotal empezó el 14 de agosto de 1966, cuando fue ordenado por monseñor Domingo Roa Pérez y nombrado Vicario Cooperador de la parroquia Santa Bárbara de Maracaibo, posteriormente fue Vicario Ecónomo de la misma y miembro del equipo de sacerdotes encargados del Centro Vocacional de la Arquidiócesis de Maracaibo. También fue párroco de Nuestra Señora de Lourdes en 1970.
Monseñor Lückert León fue el primer arzobispo de Coro y exvicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana.
Un representante de la iglesia católica que derrochaba la chispa maracucha por sus poros, visitando los barrios, los pueblos y caseríos más alejados, los rincones intrincados desde el Sur del Lago hasta la Serranía de San Luis.
Siempre se le vio departiendo en las escuelas, liceos llevando consuelo a enfermos y ancianos, predicando sin descanso la palabra de Dios y al mismo tiempo como servidor de intermediario en las instituciones públicas, solicitando a los organismos su intervención pata atender los problemas que aquejan a las comunidades.
Sacaba tiempo para departir con los amigos y sentarse por igual en la mesa de los desposeídos como en la de los que tienen dinero, siempre con mucha cordialidad.
Su vasto conocimiento del mundo comunicacional hizo que sus declaraciones muy críticas siempre fueran un exquisito bocado para las primeras páginas de los diarios. Son muchas las anécdotas que salieron de boca en boca y se cuentan con hilaridad.
Monseñor contó que una vez viajando de Coro a Maracaibo tuvo que cambiar un caucho en plena carretera y fue auxiliado por unos jóvenes que, después de montarle el repuesto, le ofrecieron una cervecita.
"La acepté gustoso y les dije que era el arzobispo de Coro. Uno de ellos, con buen humor, me ripostó que si con una sola cervecita se cree arzobispo, con otra nos diría que es el Papa". Me reí mucho, dijo.
Siempre vivirá en el corazón de los zulianos, dejando una huella imborrable con una luz que nunca se apagará y seguirá brillando en los recuerdos de cada momento.
Hoy el cielo gana una estrella, y aunque te extrañaremos aquí en la tierra, sabemos que estarás cuidándonos desde arriba. Nos duele decir adiós, pero encontramos consuelo en los maravillosos momentos que compartimos contigo.
Descansa en paz Padre Lückert
Noticia al Día