Las redes sociales… el cambio de paradigma del siglo XXI. Un lugar en el que compartir con nuestros amigos, promocionar nuestra imagen o nuestros productos, informarnos, explorar, aprender y tener acceso a otras realidades… Un fenómeno que, sin duda, ha calado hondo en nuestra sociedad, especialmente entre las nuevas generaciones, cuya identificación con sus perfiles digitales va en aumento. Las redes sociales son un entorno que, sin duda, ofrece muchas cosas, pero también contiene muchos peligros.
Así es, las redes sociales, si no se utilizan adecuadamente, nos pueden meter en muchos líos. La principal razón de ello es que en ellas abrimos las puertas de nuestra vida, y nos olvidamos de que, una vez abiertas, muchas veces ya no se puede echar el cerrojo. Muchos ciberdelincuentes pueden aprovechar esto para entrar y utilizar la información y los datos que nosotros mismos les brindamos para manipularnos o inducirnos al engaño. De esta manera, en muchas ocasiones, los propios usuarios ponen en bandeja el fraude del que ellos mismos son víctimas.
¿Qué debemos hacer para blindar nuestra actividad en redes sociales? Pues lo primero y primordial; pararnos a pensar un segundo qué estamos haciendo antes de hacerlo. Esto quiere decir pensar en lo que vamos a publicar antes de publicarlo, pararnos a pensar en con quién vamos a comunicarnos antes de mandarles un mensaje o aceptar una solicitud de amistad, sospechar de los contenidos que nos envíen, sobre todo si se trata de archivos o enlaces a sitios web o a aplicaciones que desconocemos. O, en resumidas cuentas, no hacer cualquier cosa en ese entorno por hacer, por inercia, sin tener en cuenta las consecuencias que nuestras acciones pueden tener.
Aparte de estas pautas básicas, como indica este artículo de ExpressVPN, no está de más que dediquemos un tiempo a revisar y ajustar la configuración de privacidad de las plataformas que utilicemos, porque, sin darnos cuenta, podemos estar dando permiso para que se muestre públicamente información sensible como puede ser nuestra geolocalización, la hora a la que realizamos determinadas actividades u otros datos personales que nos pongan en una posición de exposición y vulnerabilidad con respecto a posibles atacantes.
Además, no podemos olvidar cuestiones clave como asegurarnos de utilizar contraseñas seguras, cerrar las cuentas de nuestros perfiles una vez dejemos de utilizar las aplicaciones (especialmente, por supuesto, si utilizamos dispositivos ajenos), ser conscientes de las conexiones wifi a las que nos estamos enganchando (ej. evitar las conexiones wifi abiertas o públicas), utilizar herramientas de protección de la seguridad y de la privacidad en nuestras conexiones (VPNs, antivirus, servicios como FBSecure, etc.), o mantener actualizados nuestros equipos.
Pero si tuviéramos que resaltar un punto del que dependa la seguridad en las redes sociales es aquel que se refiere a la conciencia de nuestras propias acciones, y cómo esas acciones pueden ponernos en riesgo a nosotros y a las personas que nos rodean (que en caso de ser menores, si tenemos hijos, puede traer consecuencias negativas también para ellos al estar exponiéndoles en un lugar público cuyo alcance no sabemos hasta dónde puede llegar).
Por último, mencionar que los peligros en el uso redes sociales no se limitan a lo que otros hagan con los datos que allí proporcionamos o a los que los intrusos puedan tener acceso, si no a nuestro propio comportamiento al usar las mismas. Cuestiones como la adicción a las redes sociales, por poner un ejemplo en este sentido, es un problema cada vez más común en nuestra sociedad, especialmente entre niños y adolescentes. La distorsión de la realidad que provoca una excesiva exposición a estos medios, y la identificación errónea con el estatus creado en este tipo de perfiles pueden ser otros ejemplos de este tipo de problemática, que trae consecuencias tan negativas o más como las que puede traer el ser víctima de un fraude o una estafa online.