La artista plástico Antonieta Sosa falleció este viernes a los 84 años de edad. Así lo informó en redes sociales la galería Espacio Monitor, que en el año 2020 organizó una exposición en homenaje a Sosa a propósito de sus 80 años.
“Autora de una obra fundamental, de vocación universal, indispensable en el devenir del arte conceptual”, destacó la galería.
“Desde comienzos de los años 60 Antonieta abrazó la causa del arte de las ideas y realizó un cuerpo de trabajo cuya singularidad pudo comprobarse reiteradamente mediante exposiciones y acciones corporales (‘situaciones’, como ella las llamaba) que para quienes pudieron verlas resultan inolvidables”, añadió.
Su legado artístico incluye objetos tridimensionales, pinturas, dibujos, fotografías, videos, escritos y reflexiones sobre el arte y la vida. Un trabajo que es conservado por sus hijas Rebeca y Gabriella Laufer, así como sus colaboradores Yuleancy Lobo y Sixela Ruiz, destacó Espacio Monitor.
Sosa, galardonada en el año 2000 con el Premio Nacional de Artes Plásticas, estudió Psicología en la Universidad Central de Venezuela. En un viaje a Estados Unidos, continuó sus estudios en la Universidad de California (UCLA) y luego se cambió a las Artes, según señala una pequeña biografía publicada en el website Arte Informado.
En un artículo publicado en la página Un minuto con las artes, la investigadora Susana Benko destaca que en 1965 Sosa realizó pinturas bajo una perspectiva constructiva en las que planteó problemas formales sobre relaciones duales entre lo plano y lo profundo, lo estable y lo inestable.
Luego, en 1969, continúa la crítico de arte, expuso en el Ateneo de Caracas Siete objetos blancos para que fueran manipulados por el espectador. Entre ellos, dice, se encontraba la estructura Plataforma II, la cual Sosa “decidió que se destruyera al cierre de la exposición para protestar la participación de Venezuela en la X Bienal de Sao Paulo, puesto que el gobierno dictatorial de Brasil quemó obras de artistas locales”.
“Otros objetos son su serie de sillas, instalaciones y performances. En todos los medios ella mantiene una relación particular con las formas de los objetos en conjunción con su movilidad, proporción y escala corporal”, explica Benko, quien concluye que el eje central de la obra de Sosa es el cuerpo.
En una nota publicada en Tráfico Visual, enviada por Espacio Monitor para promocionar la exposición por sus 80 años, mencionan un comentario de Luis Pérez – Oramas, curador, poeta y estudioso de la obra de Sosa, en el que señala: “De Antonieta me invade un recuerdo que es, acaso, una especie de arqueología personal: es una imagen de ella en blanco, sentada, esperando. Es un performance”.
“Están allí las sillas, blancas también, donde ella espera, y los andamios negros que sirvieron para erigir nuestra cultura de aceleraciones intempestivas, el gran vendaval que hizo y a la vez se llevó al país con todos nosotros —incluso con la esperanza, que me consta también fue de Antonieta— de que aquel ventarrón mezquino fuese otra cosa más digna que un trágico huracán humano”, añade.
Otros espacios en los que mostró su obra desde los años 60 fueron, además del Ateneo de Caracas, la Sala Mendoza, Estudio Actual, Galería de Arte Nacional, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid, entre otros.
Asimismo, a comienzos de los 70 realizó una labor docente en la Escuela de Arte Cristóbal Rojas y el Instituto de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando Reverón. La labor pedagógica de Sosa, recuerda la nota de Espacio Monitor, fue fundamental para varias generaciones de creadores venezolanos.
El Nacional
