Lunes 11 de noviembre de 2024
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El día que las lágrimas de los venezolanos se confundieron con las aguas del salto La Llovizna

La historia de los maestros caídos en el Caroní pareciera un cuento lejano, una reflexión postrada en espera de un…

El día que las lágrimas de los venezolanos se confundieron con las aguas del salto La Llovizna
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La historia de los maestros caídos en el Caroní pareciera un cuento lejano, una reflexión postrada en espera de un reconocimiento o una sencilla palabra de aliento, después de haber transcurrido 59 años de aquel fatídico hecho, cuando las lágrimas de los venezolanos se confundieron con las aguas del salto La Llovizna, por la muerte de 40 hombres y mujeres dedicados a impartir la educación en el país, quienes quedaron atrapados entre las aguas y un puente de madera, en aquella ciudad nacida al calor del hierro.

La tragedia de La Llovizna ocurrió un domingo 23 de agosto de 1964, durante la IX Convención de Maestros, organizada por la Federación Venezolana de Maestros (FVM), en la ciudad de Guayana, en la que murieron ahogados 40 educadores, quienes cayeron al río Caroní durante una excursión.

El puente movedizo, donde fallecieron varias personas que se reunieron en la convención de la FVM, estaba construido sobre cuatro cables de acero, fijados en bases de concreto, y no se rompió ningún cable, sino que se desprendió una de las bases, haciendo que girara y luego se desplomó el resto. La mayoría de los fallecidos quedaron atrapados debajo del puente, dentro del agua.

Dicen que la falla no fue de la estructura, sino por falta de prudencia, ya que posteriormente cuentan que venían alegres de celebrar un almuerzo que ofrecía la Federación y se bajaron de los autobuses como encantados y maravillados por la naturaleza, y sin pensarlo, fueron directamente al puente colgante y se balanceaban. La estructura estaba conformada por tablones de madera gruesa y guayas de acero que se expandían por los siete metros de largo más el metro y medio de ancho que tendría,

Los guarda-parques pidieron que se bajaran, pero no hicieron caso, con el fatal desenlace que todos conocemos y se rompió en segundos. Sólo sobrevivió don Luis Beltrán Prieto Figueroa, quien más tarde se convertiría en uno de los más ilustres intelectuales del país.

Una placa de aluminio fue colocada en la cabecera del puente reconstruido, en memoria de los fallecidos: "Los maestros caídos en el Caroní son cuota de vida pagada al progreso de Venezuela". Con los años la placa desapareció y se cree que el hampa cargó con ella para fundir el aluminio.

Tres días de duelo decretó el Gobierno nacional, presidido por Raúl Leoni, de cuya esposa Menca Fernández de Leoni, murió su sobrina Irene Fernández, secretaria.

Algunos de los educadores cuentan


De la delegación del estado Carabobo fallecieron los maestros Teresita Rosales,Teresita Coronel, Consuelo Chacín, Simón Andrés Peña, Inés Núñez Gil y Nélida Núñez Gil.


Carmen Daza de González, quien acaba de cumplir 94 años y presidió la delegación de Carabobo como representante de la Federación Venezolana de Maestros seccional, recuerda que aquella tragedia la marcó para siempre y la estimuló en su lucha por lograr una mejor educación en el país y las justas reivindicaciones del magisterio, impulsadas por Luis Beltrán Prieto Figueroa y Mercedes Fermín. Ambos educadores presidieron la convención y se salvaron milagrosamente.


Rubén Ostos, de la delegación carabobeña, fue salvado por el joven educador Antonio Ignacio Rivas, de Mérida, quien lo rescató luego de haberse sostenido de una guaya durante más de una hora.

Ostos se dedicó, después, al ejercicio del Derecho y fue juez superior del estado Carabobo. Consultado sobre esta tragedia, se excusó por no hacer comentarios. ”La historia está escrita en la prensa de la época, pero aquello fue tan traumático que no quiero revivir esos momentos”, dijo.


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