Desde el pasado 8 de febrero los permisos necesarios para el paso de vehículos particulares y de transporte público desde los municipios fronterizos venezolanos (Bolívar-San Antonio del Táchira, Pedro María Ureña y García de Hevia-La Fría) se ha diluido en reuniones, planes, estrategias y normativas que si bien son necesarias han mermado considerablemente un flujo que años atrás se registraba con naturalidad.
La frontera activa que comprende los municipios Bolívar (San Antonio del Táchira) y que comunica a Venezuela con Colombia a través del puente internacional Simón Bolívar (Venezuela) y Francisco de Paula Santander (Colombia) y Pedro María Ureña con la apertura del remozado puente binacional Atanasio Girardot, se mantiene en constante movimiento con la presencia de vehículos que si bien, aún se mantienen a la espera de una reducción en el pago de los seguros colombianos, dinamizan la economía en el eje fronterizo.
Las pautas para el transporte público y particular siguen siendo las previstas desde el gobierno colombiano, como son: la obtención del seguro obligatorio de accidentes de tránsito (SOAT) y la revisión técnico-mecánica que prevé que cada vehículo que transite en el área metropolitana del departamento Norte de Santander debe tener en perfectas condiciones luces, frenos y un número ínfimo de emisión de partículas al medio ambiente, sumado a ello, un escrutinio de los cauchos y, la carrocería que en la mayoría de las oportunidades limitan que los vehículos venezolanos cumplan con los requisitos.
Aun así, se pueden observar vehículos con placas venezolanas en las calles y avenidas de Cúcuta, capital del Norte de Santander, Colombia y en San Cristóbal, capital del estado Táchira los vehículos con placas colombianas que recorren los centros comerciales y sitios turísticos.
Horarios y normativas para el tránsito
Desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche se mantienen abiertos los puentes fronterizos, ello pese a la petición de hace algunas semanas del ministro Transporte de Colombia, Guillermo Reyes González, quien en mesa de trabajo con grupos de transportistas binacionales propuso que se habilitara durante 24 horas el uso de los puentes internacionales Atanasio Girardot y Francisco de Paula Santander- Simón Bolívar.
Sin embargo, por los momentos el paso peatonal y vehicular está permitido en el puente internacional Simón Bolívar en el municipio Bolívar (San Antonio del Táchira), mientras que el paso a través del puente binacional Atanasio Girardot del municipio Pedro María Ureña, es exclusivo para el paso de vehículos particulares, taxis, moto-taxis y de carga pesada restringiendo el paso peatonal a cualquier hora.
Las normativas para los taxistas siguen siendo las mismas:
- Los taxis deben retornar sin pasajeros.
- Los taxis no pueden retornar con pasajero ni alegar que se trata de familiares. El taxi no es transporte familiar. No es el espíritu y natural del servicio de taxi, según destaca la norma.
- Las líneas de taxis de Táchira entregarán carpetas con relación de asociados para la prestación de servicio ante las autoridades de Cúcuta.
Críticas visibles
Juan Lozano es un asiduo visitante a la capital del departamento Norte de Santander, cada tres días sale desde San Cristóbal con rumbo a Cúcuta con la intención de comprar artículos de papelería, aduce que los precios que se obtienen en los comercios colombianos le dejan un mejor margen de ganancia y siendo sostén de hogar y padre de tres hijos, dice que no hay otra opción.
Lozano explica que desde que se abrieron todas las fronteras con Colombia, en el mes de enero, su negocio prosperó, sin embargo, con la aplicación de los estatutos colombianos para la transitabilidad desde el 8 de febrero, con la culminación de la prórroga, todo cambió.
“Cuando comenzamos a pasar sin que las autoridades colombianas nos asediaran con la petición de documentos todo fluía y hasta puedo asegurar que la economía en Cúcuta mejoró (…) había carros venezolanos por todos lados, pero ninguno del transporte público”, aclaró.
Asegura que luego de la culminación de la prórroga la mayoría no estaba seguro de cómo funcionaba el pago del SOAT y de la revisión técnico-mecánica, pese a la cantidad de información que venía de los dos países.
“Al principio comenzamos a pasar y evitamos luego del puente estar cerca de las alcabalas de los policías colombianos (…) pero igual caíamos y como no había información clara todo quedaba en una multa simple y seguíamos el camino (…) después todo arreció y comenzaron a remolcar vehículos y la exigencia de SOAT se consolidó”, informó.
Explica que durante unas semanas el alcalde del municipio Villa del Rosario del departamento Norte de Santander, Carlos Julio Socha, no exigió a los conductores venezolanos el seguro, situación que colocó a esta ciudad en un oasis en medio de la persecución que se evidenciaba en Cúcuta.
“Unas semanas todos los venezolanos estacionábamos los vehículos en la Villa del Rosario, íbamos en transporte público hasta Cúcuta (…) además de ser más económico era más práctico por la cantidad de mercancía que pasaba (…) pero luego de algunas semanas la situación se volvió igual (…) la exigencia del SOAT solo nos permite dejar los vehículos en el Corregimiento La Parada (sector del municipio Villa del Rosario ubicado luego de pasar el puente internacional Simón Bolívar) que es como si estuviéramos en San Antonio”, destacó.
Pedro Elías Ramírez pagó el Seguro obligatorio de accidentes de tránsito (SOAT), viaja diariamente a Cúcuta a buscar mercancía y mercado para algunos clientes, pese a creer que está activo con toda su documentación asegura que siempre lo detienen para revisiones de rutina.
“Yo pagué 500 mil pesos (100 dólares) por el seguro y otros 250 mil pesos (50 dólares) por la revisión técnico-mecánica y, aun así, me siguen parando en las alcabalas porque mi carro, un Aveo 2009, emana demasiado humo (…) la primera vez pensé que era un comentario desagradable, pero en realidad recibí una multa de 50 mil pesos (10 dólares) y una amonestación verbal para que pronto resuelva ese problema del vehículo”, subrayó.
Ramírez esgrime que es necesario pagar el SOAT, “no hay otra opción”, pero que todos los conductores deben tener claro que los vehículos de los venezolanos son “viejos” y por eso siempre nos van a multar.
“El parque automotor que está en San Cristóbal, es muy viejo y de eso se valen las autoridades colombianas para multar”, nos dice al comentar que forma parte de una línea de taxis en esta ciudad, al comentar sobre las exigencias de Colombia respecto a la emisión de gases contaminantes. “En Venezuela siempre vamos a estar por debajo de sus exigencias (…) no estamos en igualdad de condiciones, sino pregunten al sector de transporte público que aún no llega a ningún acuerdo en este sentido”, puntualizó.
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