Un neerlandés de 77 años, acusado de vender de forma clandestina un producto en polvo para ayudar a otras personas a suicidarse cuando no consiguen acceso legal a la eutanasia, se quitó la vida unos días antes de conocer el veredicto en su contra, lo que obliga a cerrar el caso penal sin que se dicte sentencia sobre la ilegalidad de su práctica en Países Bajos.
La Fiscalía neerlandesa anunció hoy que, el acusado, Tom de M., “se ha quitado la vida” esta semana, antes de pronunciarse la sentencia prevista para el 9 de julio por “ayudar ilegalmente en suicidios y por lavado de dinero” que conseguía con la venta de la sustancia en cuestión, conocida como “Middle X” o “eutanasia en polvo”.
“Ahora que el sospechoso ha fallecido, no puede ser procesado y el caso penal llega a su fin. Por lo tanto, la Fiscalía pedirá al tribunal que declare el caso como inadmisible”, señaló.
El juicio se celebró el 25 de junio en la ciudad neerlandesa de Breda y la fiscalía acusó al sospechoso de estar vinculado con siete muertes, por lo que pidió dos años y medio de prisión.
Este hombre estaba acusado de vender Middle X por internet, una sustancia en polvo empaquetada con un medicamento antiemético para prevenir el vómito, lo que también puede dificultar la asistencia a alguien que se arrepienta una vez haya ingerido ya el polvo suicida.
La acusación contabilizó que más de 223 personas habían realizado un pedido a la página web del acusado y él habría ganado unos 74 mil 400 euros con el comercio clandestino del polvo mortal.
Este es el tercero caso judicial relacionado con la venta de Middle X. Otro tribunal neerlandés dictará sentencia el jueves en otro caso contra seis sospechosos de pertenecer a “una organización criminal clandestina”.
En este caso, los cargos se presentaron por la forma en la que abordaron a las personas que consideraban terminar con su vida, la adquisición y distribución del polvo, y la forma en que trabajaban como organización. La fiscalía pidió hasta 2,5 años de prisión para los acusados.
El proveedor de la droga a este grupo, Alex S. ya fue sentenciado a 3,5 años de cárcel y su caso se encuentra ahora en apelación. La sustancia en sí no está prohibida, pero el sospechoso no debería haberlas suministrado a personas que tenían intención de acabar con sus vidas, lo que se considera “ayuda al suicidio” y es ilegal.
Vendió la sustancia entre 2018 y 2021 usando plataformas de mensajería como Telegram y el servicio de correo electrónico encriptado ProtonMail. Los interesados podían recibir o recoger los polvos por 20 euros, aunque después subió el precio a 30 euros.
Alex S. era también miembro de una conocida cooperativa, Laatste Wil (Última Voluntad o CLW), una organización con 27 mil 500 miembros establecida en 2013, que aboga por la libre elección en el lecho de muerte y la venta de un “fármaco legal” que pueda usarse para el suicidio asistido, pero CLW se opone a proporcionar un fármaco ilegalmente.
EFE