Una tormenta geomagnética de intensidad G-4, la segunda más intensa en la escala causada por una eyección de masa coronal del Sol, golpeó este domingo 24 de marzo al planeta Tierra.
Esta situación disparó las alertas del Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), que ha estado monitoreando el fenómeno y emitiendo advertencias desde el sábado.
Los efectos de este evento espacial son múltiples, desde la posibilidad de avistamiento de auroras boreales en latitudes insólitas, hasta potenciales perturbaciones en las redes de comunicaciones y sistemas de navegación.
Según la NOAA, una eyección de masa coronal es una potente expulsión de plasma y material magnético desde el Sol, que puede llegar a la Tierra en tan solo 15 a 18 horas.
“Es esencialmente el Sol lanzando un imán al espacio”, describió Bill Murtagh, coordinador de programas del SWPC. Este evento ha generado intensos debates y seguimiento científico por su capacidad para interactuar con el campo magnético terrestre, creando las espectaculares auroras boreales al interactuar con las moléculas de oxígeno y nitrógeno en los polos.
Advierten que las consecuencias de estas tormentas van más allá de los fenómenos luminosos. La capacidad de las tormentas geomagnéticas para interferir con las operaciones satelitales, sistemas de navegación y comunicación, así como la red eléctrica, ha sido motivo de especial atención.
La NOAA mediante su escala de G1 a G5, clasificó la intensidad de estas tormentas, siendo G5 la máxima expresión que podría extender las auroras hasta latitudes tan al sur como Florida y Texas del sur.
Noticia al Día / Infobae