Es normal pensar que el refresco de dieta es un pase libre para tomarlo en grandes cantidades.
Las campañas publicitarias nos han convencido de que podemos consumir estas bebidas cada vez que queramos sin ver ningún efecto secundario en nuestra salud.
Sin embargo, la realidad es muy distinta. Consumir refrescos de dieta no evitará que subas de peso y tiene otras consecuencias.
Los componentes con los que están hechos son sumamente nocivos para el consumo diario y pueden ocasionar dolores de cabeza, malestar general y cansancio excesivo, entre otras cosas.
El refresco de dieta ocasiona daños a tus neuronas
El aspartamo es una neurotoxina carcinógena altamente adictiva. Se descompone como ácido aspártico, fenilalanina y metanol.
El metanol también se conoce como alcohol de madera y cuando se calienta se convierte en el residuo tóxico conocido como formaldehído.
Seguro que con esto ya te comienzas a imaginar los riesgos de tomar refresco de dieta.
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Estas bebidas acidifican tu organismo
El refresco de dieta es increíblemente ácido. Se clasifica alrededor de 3 en las escalas de pH, lo que es increíblemente tóxico para nuestro cuerpo.
El umbral de pH para la disolución del esmalte dental es de 5,5, así que estos refrescos dañan tus dientes. De hecho, una bebida normal tiene menos acidez que una light.
Aumenta tu riesgo de sufrir obesidad
El sabor dulce de estas bebidas engaña al cerebro y hace que desee más azúcar.
También aumenta significativamente la hormona que promueve el almacenamiento de energía en el intestino y la acción de la insulina y la disminución del apetito.
Es decir, tu estómago tendrá más antojo de bebidas dulces, aumentan los depósitos de grasa, te sentirás débil y puede aparecer la diabetes o el síndrome metabólico.
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