Las matemáticas presentan muchos escenarios, pero la lógica apunta a otra cosa: si Harris o Trump ganan Pensilvania y Carolina del Norte tendrán pie y medio en la Casa Blanca. Si se reparten ambos estados, surgen los problemas.
A las dos de la mañana, cierran los colegios electorales en Pensilvania. Para entonces, el recuento en Carolina del Norte debería llevar media hora en proceso.
Aunque los dos últimos recuentos electorales han sido arduos y lentos, lo cierto es que, para esa hora, si las “exit polls” (sondeos a pie de urna) aciertan, ya podemos hacernos una idea de quién va a ser el próximo presidente de los Estados Unidos.
Los dos estados son clave por la cantidad de delegados que aportan al Colegio Electoral (19 en el caso de Pensilvania, 16 en el de Carolina del Norte) y por su importancia demográfica.
Si cualquiera de los dos candidatos gana en los dos estados, puede ir celebrando la presidencia, por mucho que aún haya opciones matemáticas y escenarios posibles que desgranar el resto de la madrugada. El problema para los que no quieran trasnochar es si los dos candidatos se reparten ambos estados. Ahí es donde entran en juego demasiadas combinaciones que vamos a tratar de reducir a las más relevantes.
Noticia al Día/Con información El Español