–Apuntes del cronista:
Historia de la Educación en Maracaibo, I.
Desde la Antiguedad hasta nuestros días, grandes pensadores han aportado argumentos acerca de la importancia de la educación como camino que conduce al desarrollo integral del individuo y al funcionamiento cabal de la sociedad. Sin embargo, son pocas las naciones en las que la educación constituye una prioridad y, por tanto, recibe de estas todo el tiempo, el esfuerzo y la inversión de recursos que amerita para su expansión. Conocer algunos datos interesantes sobre la historia de la educación en Maracaibo puede ayudarnos a reconocer la importancia de tan importante proceso de humanización, que en las circusntancias actuales de Venezuela atraviesa por una crisis profunda, y demanda la atención de todos los venezolanos.
La familia es el principal agente educativo en cualquier sociedad. No obstante, la comunidad política abre paso a otros actores que participan en el direccionamiento de la educación. La Iglesia y el Estado han sido agentes de primer orden en la conducción del sistema escolar en Hispanoamérica; durante la fase de implantación de la sociedad monárquica colonial, la Iglesia asumió el protagonismo de los procesos de instrucción, a pesar de la tutela que sobre ella ejerció la Corona española a lo largo y ancho de sus dominios. En esta labor, la Iglesia unió la evangelización con la formación humana integral, proveyendo para ello de instituciones que, a la par de cristianizar, brindaban a la población experiencias formativas en el campo educativo. Los curas doctrineros, tanto del clero regular como del secular, fueron destacados educadores en los siglos XVI y XVII, sobre todo de los indígenas, a quienes enseñaban a hablar y a rezar en castellano, congregándolos para ello en centros poblados en los cuales funcionaba el régimen de la encomienda.
En el caso concreto de Maracaibo, el Convento de San Francisco fue la primera institución que fungió de fuente de enseñanza en la ciudad, mediante la labor pastoral del clero regular. Para el año 1607 la Orden Franciscana ya tenía residencia conventual en Maracaibo, aportando la única posibilidad de estudios que estaba disponible para el aprendizaje de las primeras letras; luego, con el inicio de la construcción de la sede definitiva del convento en 1669, se dio paso a cursos más avanzados como los de Gramática, Filosofía y Teología. Fueron los franciscanos quienes iniciaron la institucionalidad educativa en Maracaibo, echando las bases para la futura y tardía aparición del Colegio Nacional de Maracaibo en 1839, que a su vez condujo a la fundación de la Universidad del Zulia en 1891.
Además de la labor de los franciscanos, en 1682 el licenciado Juan Díaz de Benavides fundó en Maracaibo una escuela de primeras letras, donde también impartía clases de latín. Previamente, entre los años 1663 y 1670, el Cabildo de Maracaibo y los Jesuitas solicitaron a las autoridades monárquicas que se les autorizara para proceder con la fundación de un colegio en la ciudad; esta inicitaiva no tuvo respuesta favorable, entre otras razones porque con anterioridad, en 1628, la Compañía de Jesús ya había fundado un colegio en Mérida, por lo que se consideraron innecesarios nuevos conventos y colegios al occidente de Venezuela. Los Jesuitas llegaron a Maracaibo en 1728, hospedándose inicialmente en la casa de Juan Xedler Inciarte, Comandante de Armas. Posteriormente construyeron residencia en la ciudad y en 1731 organizaron un colegio de primeras letras, que no tuvo la relevancia del Colegio San Francisco Javier de Mérida. No obstante, por disposición del rey Carlos III, de fecha 27 de marzo de 1767, la congregación fue expulsada de Hispanoamérica, poniendo punto final a sus instituciones educativas de Caracas, Mérida y Maracaibo.
A partir de 1678, Maracaibo pasó a encabezar su provincia homónima: un amplio territorio que comprendía el actual estado Zulia y la región andina venezolana, cuya población y riquezas sólo eran superadas por la Provincia de Caracas. El crecimiento demográfico y comercial de la provincia condujo a la introducción de cambios en su institucionalidad. El 05 de septiembre de 1765, el gobernador de la Provincia de Maracaibo, Alfonso del Río, solicitó a la corte real la erección de una diócesis en la provincia. El 17 de febrero de 1778 se erigió la diócesis, pero la sede episcopal se fijó en Mérida y no en Maracaibo. Debido a la relevancia de la Iglesia en la promoción de la educación en el contexto colonial hispanoamericano, contar con la presencia del obispo era de suma importancia para el desarrollo de inicitivas en el ámbito cultural. Como consecuencia de esta decisión, Mérida pudo avanzar rápidamente en la organización de su universidad, sobre la base de la experiencia inicial que supuso la fundación del Real Colegio Seminario de San Buenaventura, en 1785. Maracaibo, sin diócesis propia, debió esperar hasta el año 1891 para lograr la fundación de su universidad, luego de recorrer un largo camino donde abundaron los obstáculos, que serían superados por la determinación de la dirigencia política e intelectual local.
Lee también: Maracaibo y los Bicentenarios del 2023 (por Dr. Reyber Parra Contreras)
*Cronista de Maracaibo. Profesor de historia de Venezuela en la Universidad del Zulia. Miembro de la Academia de Historia del Estado Zulia, E-mail: [email protected]