Miércoles 27 de noviembre de 2024
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Bailarina zuliana celebra en Oklahoma los diez años de sus Ritmos del Mundo

Alexis Blanco Marjan Esáa nació en Maracaibo y desde pequeña vive en los Estados Unidos, específicamente en la ciudad de…

Bailarina zuliana celebra en Oklahoma los diez años de sus Ritmos del Mundo
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Alexis Blanco

Marjan Esáa nació en Maracaibo y desde pequeña vive en los Estados Unidos, específicamente en la ciudad de Oklahoma, donde ahora reside junto a su familia. El próximo sábado, a partir de las 7 de la noche local, en el auditorio de la Randall University, localizado en el  3701 I-35 S. Service Rd, Moore, realizará la décima edición del espectáculo Ritmos del Mundo, una regia celebración en la que baile, música, alma y alegría convergen para irradiar una importante señal de confraternidad, esperanza y júbilo de paz, desde el medio oeste norteamericano.

Bailes de Hula de Hawaii por parte del grupo Halau Hula ‘O Nani; bailes folklóricos mexicanos, por parte de la agrupación Norahua Folclórico Mexicano; bailes con sabor latino, por parte del grupo Candela Latin Dancers de Clips ‘N Hips; bailes de la India por parte de Nritya Arpan School of Dance, danza árabe, por parte de Marjan y su grupo Mystical Hips Dance Troupe; bailes de España, por parte de la maestra Raquel Fabiú, así como también de los estudiantes del Classen School of Advanced Studies at Northeast; Tap por parte de Everything Goes Dance Studio; bailes de Irlanda, por parte de McTeggart Irish Dancers of Oklahoma, más otras sorpresas artísticas, configuran un programa que encuentra a Marjan, la hija del artista Yehoshua Villarreal y de su noble esposa, Yeli, como la principal mentora y productora.


Foto: cortesía

Desde allá, vía Gmail, entrevistamos a nuestra talentosa niña de Valle Frío, diálogo pertinente y enorgullecido que Noticia al Día edita de manera exclusiva.

-¿Podrías contar un poco tu historia, previa a lo que luego te llevará a concebir este proyecto?

-Bueno, desde muy pequeña me ha encantado la danza. Mis padres me pusieron en ballet a los tres años y desde entonces no he parado de bailar. El ballet fue mi primera formación y ya luego estudié danza moderna en Danzaluz, como ya sabes, la escuela de la maestra Marisol Ferrari, lo cual fue una experiencia maravillosa para mí y fue el inicio de la expansión de mis horizontes artísticamente hablando. Al mudarnos a Estados Unidos, en Miami al principio no pude tomar clases y hubo una pausa, la cual me afectó mucho emocionalmente. Ahí descubrí que sin el baile no puedo estar bien, me estaba empezando a marchitar. La danza es mi mejor manera de expresarme. Entonces mis padres hicieron un esfuerzo y me inscribieron en clases de danza moderna y ballet. Luego descubrí a un maravilloso maestro chileno, Manuel Castro, quien en aquella época trabajaba para Univisión. Él tenía una forma de enseñar bien versátil. Nos exponía a variados estilos, jazz, ballet, latino, moderno, en fin, estilos variados para poder encajar bien en cualquier oportunidad de trabajo que se nos presentara en los diferentes programas de Univisión, donde trabajé como bailarina en varias ocasiones y en diferentes programas como Sábado Gigante, El Show de Cristina y Premios Lo Nuestro a la Música Latina. A pesar de estudiar con Manny todos esos diferentes estilos, nunca había visto ni estudiado la danza árabe. Un día el que hoy es mi esposo me llevó a cenar a un restaurante árabe y allí vi por primera vez a una bailarina bailando esas danzas. Me pareció hermoso pero algo muy ajeno a mi. Fue luego que en la Universidad de Miami vi una publicidad sobre una clase introductoria de la danza árabe y tomé la bendecida decisión de probar la clase. Fue amor a primera vista. Me compaginé de una forma muy natural a ese estilo y me enamoró su música, sus ritmos, y el empoderamiento femenino de tomar control de tu cuerpo y hacerlo cabalgar la música cual se cabalga un corcel. Y no sé, quizá haya algo de árabe en mis ancestros lejanos por parte de mi abuelo materno, la verdad no lo sé, pero me gusta pensar que quizá si y por eso me identifico tanto con esa música. Al conectarme con la comunidad hispana en Oklahoma, hice amistad con un par de bailarinas y junto a ellas empecé un proceso de colaboración haciendo bailes de Latinoamérica rica y por supuesto de nuestros países, Venezuela, Colombia y Guatemala. Desde entonces me mantengo bastante ocupada entre atender a mi hermosa familia, dar clases de danza árabe, los ensayos con Candela (el nombre de la agrupación) y las muchas presentaciones en las que participo.

Foto: cortesía

-¿Cómo se gesta este proyecto… Dónde surgió tu idea y cómo comenzaste a construirla?


-Como ya mencioné no me han faltado oportunidades para bailar, trabajar y participar en eventos culturales de la comunidad, pero fueron precisamente estas experiencias que me llevaron a ver un vacio, una falta de presentaciones sobre escenario (en lugar de tarimas temporales en festivales callejeros, y de tener que cambiarnos mientras nos tapábamos unas con otras con nuestros propios vestuarios ya que a veces no hay camerinos disponibles). 
Me dí cuenta que habíamos muchos artistas y grupos que tenían una hermosa presentación, pero que no se daban a conocer más allá de los eventos en sus propias comunidades. Entonces se me ocurrió ¿por qué no juntarnos a todos en un escenario y así llevarle al público una hermosa y variada presentación, pero también procurarle una hermosa experiencia para los bailarines y los grupos? Quería que se sintieran apreciados e importantes. Quería mostrar lo que nos une y no lo que nos separa, rompiendo barreras de raza y origen ya que la danza, la música y la expresión corporal han estado presentes en todos los grupos étnicos de una manera u otra a través de la historia. Es eso precisamente lo que el público puede ver en esta presentación, una gran variedad de estilos y expresiones corporales llenos de mucho color y provenientes de muchos lugares diferentes, incluyendo los de la tierra que nos acoge.


Empecé a construir este proyecto en el 2011. Invité a mis compañeros y colegas de baile, incorporé en aquel entonces a una artista plástica que hacía esculturas de metal y con eso decoramos los telones. ¡Fue increíble! Empezamos en un escenario pequeño con una capacidad de aproximadamente 150 personas. El siguiente año, en el 2012 tuvimos que empezar un poco tarde, ya que la gente no cabía y mi esposo improvisó y empezó a traer sillas adicionales. Esto nos condujo a agrandar el teatro y movimos el evento al auditorio principal de la misma universidad, el cual tiene una capacidad de hasta 600 personas.


Crecí viendo a mi papá hacer muchas cosas a la vez y bien hechas. Creo que esta formación modeló para mí el hecho que ejecuto varios roles a la vez. Organizadora, productora, directora, bailarina, diseñadora (yo hago la publicidad, el programa, la página web y, en fin, ¡casi todo!). No puedo decir que lo he hecho sola, cuento con el apoyo de mi esposo, familia y amigos, que me ayudan en varios aspectos, pero las riendas en general, las llevo yo.

Foto: cortesía


Impulsada por una amiga en el 2019 nos convertimos en una organización sin fines de lucro, con el objetivo de poder obtener fondos para mejorar la producción pero también para completar mi sueño de poder pagarles a los artistas por su participación. Hasta ahora, por falta de ese tipo de fondos, lo que les ofrezco a los artistas es la oportunidad de presentarse en el escenario y la promoción que va de la mano para darnos más a conocer y promover nuestras clases y servicios de entretenimiento y presentaciones públicas. Gracias a mis contactos cuando trabajaba como diseñadora gráfica, tengo la capacidad de diseñar e imprimir un programa a todo color donde promuevo a los artistas y sus negocios.  

-¿Cuáles son tus objetivos, tanto en lo artístico como en el aspecto ético o filosófico que te inspira a ello?


-Mi objetivo artístico es continuar bendiciendo a la audiencia con cada baile, con cada movimiento y por supuesto mejorando la calidad con cada presentación. Transportar a la audiencia a un lugar de bendición y el poder arrancarle una sonrisa también a Dios. Ser bendecida y a la vez bendecir y en el proceso gozar de cada segundo. Quiero subir el nivel y las expectativas de las presentaciones artísticas y folclóricas y que sean igual de respetadas como las presentaciones de danza tradicionales com el ballet y la danza moderna. Con sus preguntas, me está obligando a pensar en mis objetivos de una manera más consciente y a la conclusión que llego es que el baile cambió mi vida para mejor. Mis condiciones físicas no me permitieron llegar muy lejos con las formas tradicionales de danza como el ballet y la danza moderna (soy más tiesa que nada, tengo los pies casi planos y las piernas torcidas), asi que soy bailarina contra la corriente. Pero eso no me ha impedido llegar hasta donde he llegado incursionando en muchos otros diversos estilos como la danza árabe y los bailes lationamericanos. Que la expresión corporal no requiere líneas perfectas, pero sí un corazón lleno de pasión y muchas ganas de expresar con excelencia lo que nos dicta el alma. Y en fin, así como el baile encaminó mi vida, es algo que tengo la obligación moral de compartir, porque quién sabe si mi baile inspire o cambie la vida de otra persona que me ve … no lo sé, pero creo que es posible.


-¿Podrías referir algunas anécdotas que signen esta primera década de trabajo?


-La realización de Ritmos del Mundo ha sido ardua pero a la vez muy satisfactoria. Ha sido lindo ver este proyecto crecer y sobre todo recibir el feedback tan positivo de los artistas contando cómo la participación en este evento es uno de sus favoritos y que esperan cada año. Cómo lo extrañaron cuando no lo pudimos hacer. De ver en sus rostros esa alegría, orgullo y satisfacción. Por otro lado, la audiencia también ha expresado un sinfín de comentarios positivos, entre ellos asombro de la diversidad de la que gozamos aquí en Oklahoma (para muchos es una sorpresa, lo cual me satisface escuchar que el programa también es educativo); el alto nivel de los artistas, lo hermoso, lo entretenido y lo inspirador que ha sido para algunos que han sido inspirados a explorar nuevas clases de baile por ejemplo. Recibir sus sonrisas llenas de admiración y de alegría la verdad alimentan el alma de uno como artista.


Para mí, el tener el control de la presentación me ha permitido explorar mis propias expresiones artísticas más allá de la alegría y el entretenimiento en lo que se refiere a mis solos. Una de las experiencias más difíciles y devastadoras en mi vida ha sido la pérdida de dos bebés. Trás la pérdida de cada uno, fue a través de mis solos en Ritmos del Mundo, que pude finalmente empezar a sanar, es como si esa era la forma de sacarme ese dolor de adentro. En esas dos ocasiones no compartí mi alegría, pero sí mis tristezas y en ambas ocasiones fueron muy bien recibidas.

-¿Te consideras una persona exitosa? ¿Qué opinas sobre el éxito? ¿cómo lo concibes y, en todo caso, qué consejos tendrías para quienes tengan una buena idea en ciernes, como alguna vez ya la tuviste tú?


-Sí. El éxito se hace; con perseverancia y trabajo para lograr los objetivos trazados; con la osadez de permitirse soñar y la valentía de luchar por esos sueños. Mi consejo para cualquier persona con una buena idea es, ¡no la dejes ir! Trabájala, pide ayuda si es necesario, pero nunca dejes de luchar por tus sueños, así como siempre me decía y aún me dice mi papá.

-¿Estás satisfecha con lo logrado hasta ahora? ¿qué falta para sentirte mucho más satisfecha con esta obra hasta ahora realizada?


-Estoy feliz con lo logrado hasta ahora, pero no del todo satisfecha. Como mencioné anteriormente, el formar la organización sin fines de lucro fue con el objetivo de poder procurar fondos monetarios para poder trabajar de una forma más holgada. Hasta ahora no he sido capaz de procurar eso. Tengo mucho que aprender en ese ámbito, pero estoy dispuesta a hacerlo y espero que para el próximo año pueda mejorar esa parte y así no tenga que estar preocupada por si me va a alcanzar para esto o para aquello. Pienso también que con más fondos no solo podré lograr mi sueño de remunerar a los artistas, sino también el de poder procurar becas para que los jovenes talentos puedan continuar o empezar su educación artística y así poder tomar clases para aquellas familias de bajos recursos. Siempre pienso en una amiga que conocí aquí en Oklahoma que me admira mucho como bailarina, pero en su mirada siempre hay un poquito de tristeza. Ella adora el baile pero su mamá que la crió sola, nunca la pudo inscribir en clases de baile. Ella añoraba poder ir al ballet. Espero que mi programa algún dia pueda asegurarse que ningun otro niño o niña en esta región crezca con esa tristeza en la mirada.

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-¿Qué esperas que acontezca el cuatro de marzo con este evento tuyo? Es decir, ¿cuál sería para vos el impacto ideal de la celebración?


-Espero poder llenar completamente el teatro. En el año 2019 fue cuando tuvimos más gente. Luego en el 2020 ya había el miedo y la incertidumbre del covid y eso afectó la asistencia. También espero que las personas presentes queden muy impactadas y compartan la experiencia con sus familiares y amigos y así que el espectáculo continúe creciendo. 

-¿Podrías definir esa línea afectiva que aún pudieras mantener con Venezuela? ¿Hay un vínculo? ¿Podrías comentarlo?


-¡Claro que sí! Una parte de mi corazón siempre estará en Venezuela. Aunque estoy eternamente agradecida con las oportunidades y bendiciones que me ha dado este país, nada se compara con mi tierra, mis raíces, nuestras costumbres, nuestra comida, la forma en que compartimos, nos reímos y disfrutamos en familia. Son recuerdos muy bonitos que siempre vivirán en mi corazón. Además tengo tres hermosos hijos que aunque todos nacieron aquí, son mitad venezolanos, así que para mí es muy importante mantener vivas las tradiciones y el amor por Venezuela en mi hogar. De vez en cuando se desayunan con tequeños, les encanta la reina pepiá, las arepas, la malta Polar, y en Navidad ellos me ayudan a limpiar las hojas y a ponerles los adornos a las hallacas y como casi siempre me acompañan a los ensayos con Candela, salen de ahí tarareando ¡leo leo leeee, leo, leo, laaaa! Me arrancan una sonrisa. 

Foto: cortesía

-¿Ya podrías previsualizar lo que sería, por ejemplo, el desarrollo de tu convocatoria en otras regiones o países? ¿Qué requerirías para ello?


-¡Oh guau!!! ¡Tu mente vuela, eso nunca lo había pensado! Pero no es tan descabellada la idea. Sería hermoso ver este proyecto duplicado en otros lugares, al final, es una convocatoria a la unión a través de lo que tenemos en común, la danza y la música.

-¿Crees que el arte público pueda ayudar a la humanidad a superar sus problemas?


-Sí. El arte desarrolla la autoestima y promueve la salud mental con cada una de sus expresiones. El arte fortalece a las comunidades, une a los pueblos y a las personas. Una comunidad sin arte no puede prosperar.

-Provienes de una familia donde se oficia el gran arte. ¿Cuál es la importancia que le atribuyes a ese factor?


-Pienso que el crecer rodeada de arte, de artistas y de expresiones artísticas desde que tengo uso de razón han de manera inequívoca influenciado mi vida en general. Crecí en la casa de un soñador que me repetía una y otra vez, nunca dejes de luchar por tus sueños, nunca dejes que nadie te quite tus sueños. Crecí en una casa donde uno no se rinde si la cosa se pone difícil, donde las cosas las tenemos que hacer nosotros mismos, papi nunca nos ayudó a hacer ningún dibujo o trabajo del colegio. Nos decía: "¡Pero si tú puedes!". Crecí en una casa llena de amor y de buena comida preparada por las manos benditas de mami, entre lienzos, pinturas, y buena música. En una casa donde todos teníamos algo de valor para aportar, donde nos apoyábamos unos a otros, donde el proyecto de uno es el proyecto de todos. Estos son algunos de los valores que guían mi vida y son los mismos valores que trato de inculcarles a mis hijos.

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