Por varias décadas las telenovelas venezolanas de gran renombre internacional fueron los productos culturales más consumidos en nuestro país, con actores y actrices que nos pusieron a suspirar a más de uno en las historias de amor de algunas de las mejores novelas.
En la mayoría de los casos, eran conformadas por parejas jóvenes, que luchaban por su amor y se enfrentaban a varios obstáculos como el dinero, los celos, las intrigas, la familia y hasta la distancia.
Fueron los protagonistas los que se dieron a conocer y lanzarse al estrellato, consagrándose incluso con el paso del tiempo, gracias a las diferentes retransmisiones que se hacían de sus trabajos.
El tiempo se ha encargado de dejarlos como testigos de aquella época de bonanza para la televisión venezolana. Los actores que hicieron vida en ella, de los que no queda mucho desde hace más de 25 años.
El panorama es otro. Algunas de esas estrellas tuvieron que salir a otros países para continuar con sus carreras, otros se quedaron a la espera de un cambio que les permitiera regresar a esa época dorada y permanecen trabajando, pero también están los que el destino los ha llevado a reencontrarse en un nuevo escenario, con menos suerte y viven su último proyecto de vida en un set donde muchas veces la soledad es la única compañía.
Humberto García fue aquel actor que, como el buen vino, arrancaba suspiros de sus fans. Su mirada era una de sus armas secretas para conquistar a las mujeres y su afición por los deportes era una pauta que toda chica debía seguir para conquistarlo.
Fue un protagonista de televisión, película y teatro venezolano, locutor, declamador y profesor de actuación. También fue el fundador del grupo teatral Lara.
Hoy está en un ancianato en Caracas, protagonizando su última obra con la reconocida actriz Belén Díaz, quien,tras el cierre de RCTV y la falta de oportunidades en la televisión, al igual que García, después de años también ingresó a la casa hogar, donde reposará para seguir recibiendo los cuidados necesarios.
Tal como si se tratara del último set en el "rodaje" de sus vidas, Humberto en una silla de ruedas recibió a su amiga, su colega, aquella que fue la bella artista, que al paso le salió también sentada en una, sin pintura, ni trajeada y peinada para la próxima escena, puesto que sufre de Alzhéimer y recluida en la misma casa donde su amigo pasará los años que le quedan. Se encontraron, se besaron en la mejilla, se tomaron de la mano y se hablaron tal vez en un tono bajo, tratando de recordar momentos de aquella televisión hermosa que una vez hicieron y despertaron las más grandes emociones de un público. Sería esta una de las últimas escenas en la vida de ambos.