Esa es una de las propuestas que están debatiéndose estos días en el Foro de Davos, una cita para hablar de la economía global en uno de los contextos internacionales más complicados de los últimos tiempos.
Si ya durante la pandemia se hablaba de un esfuerzo de las economías estatales, el desarrollo en este último semestre del conflicto de Ucrania y unos precios disparados que han provocado una inflación sin precedentes a todos los países que está complicando y ralentizando las economías familiares y, cómo no, las previsiones de los distintos estados.
“Se han roto las cadenas de suministro tradicionales y eso está permitiendo en Sudamérica apostar por un emprendimiento centrado en los productos y servicios que alimenten la cadena desde allí. Son muchos los empresarios que están buscando financiación. Quien consigue un microcrédito rápido es capaz de tomar posiciones y adelantarse a la nueva revolución para ser el suministrador de Estados Unidos y del resto del mundo” se ha comentado en Davos.
Un nuevo sistema de suministro internacional
Si ya durante la pandemia con las restricciones quedó claro que la cadena de suministro centrada exclusivamente en los países orientales estaba atascada y no funcionaba todo lo rápido que se esperaba, ha sido de nuevo durante el conflicto que asola Ucrania cuando los puertos y transportes han vuelto a tener problemas para asumir las importaciones de ciertos productos.
Es por ello que existe la posición de cambiar los centros de producción por otros más cercanos a los principales países occidentales. Así, Europa está atrayendo la industria nuevamente a sus países así como Latinoamérica tiene oportunidad de posicionarse, gracias a la mano de obra y a los recursos naturales, como mercado emergente para suministrar sus producciones a Estados Unidos y Canadá.
“De hecho, es el paso más inteligente y lógico puesto que podría incluso llevarse la mercancía vía carreteras sin necesidad de colapsar los puertos o hubs aéreos” explican desde la zona.
Ya se ha ido mostrando esta nueva tendencia y apertura de mercado con las conversaciones entre Estados Unidos y Venezuela a cuenta del petróleo para dejar de depender de la energía que se suministra desde Rusia. Algo que podría abrir la puerta a una serie de nuevos acuerdos estratégicos a nivel continental que beneficiarían no solo a los países con recursos energéticos como gas y petróleo, sino también a todos los niveles agrícolas y ganaderos.
Actualmente, el hecho de que empresas europeas e inversores internacionales están poniendo los ojos en los países de la zona como Panamá, Perú, Costa Rica o Argentina está permitiendo que las contrataciones sean más numerosas pudiendo aportar riqueza social gracias a una rebaja de las cifras de paro.
Es el momento de que Latinoamérica aproveche para volver a posicionarse como una de las zonas de interés, desarrollo y crecimiento del planeta. Tiene los recursos, el conocimiento y la mano de obra cualificada. Solo queda aprovecharlo en beneficio propio mostrando su capacidad de producción para solucionar un problema de cadena de suministro que ha traído de cabeza a medio mundo.