El Newcastle volverá a disputar, veinte años después, la Champions al asegurarse un lugar entre los mejores cuatro de la Premier. Lo consiguió luego de igualar 0-0 en su casa frente al Leicester City.
Un destino que contrasta con el de los «magpies», que dos décadas después volverán a codearse con los mejores equipos europeos, tras una temporada en la que los de Eddie Howe han rendido por encima de lo esperado.
Si la llegada del fondo soberano de Arabia Saudí hacía presuponer que el Newcastle se haría un hueco entre los «grandes» del fútbol inglés, nadie esperó que fuera tan rápido.
Pero el sensacional trabajo de Eddie Howe, nominado a entrenador del año, no sólo llevó al Newcastle hasta la Liga de Campeones. Sino también superaron los 69 puntos que llevaron al equipo dirigido por Bobby Robson en el curso 2002/03 a ocupar también el tercer puesto en el campeonato.
Claro, el Newcastle no cuenta en estos momentos con un goleador de la talla de Alan Shearer, presente este lunes en la grada de St. James’ Park. Pero los «magpies» encontraron en Callum Wilson, máximo realizador del equipo con dieciocho dianas, el encargado de culminar su juego de ataque.
De hecho, Wilson dispuso de una doble ocasión a los 41 minutos para adelantar a los locales en el marcador. En la primera jugada, se lo negó el poste. Posteriormente, Wilfred Ndidi sacó el balón sobre la raya de gol y le impidieron marcar al delantero del Newcastle.
No fue la única ocasión de los de Howe. Un minuto más tarde vieron cómo de nuevo la madera, en esta ocasión a remate de Miguel Almirón, evitó el tanto local.
Oportunidades que reflejaron el dominio absoluto de un Newcastle que a los 71 minutos volvió a estrellarse con el palo. En dicha ocasión fue con un remate de cabeza de Bruno Guimaraes a la salida de un saque de esquina.
Sin embargo, el asedio continuo en el que los locales convirtieron el encuentro no encontró premio. Una circunstancia que estuvo a punto de aprovechar el Leicester, que dispuso de una ocasión inmejorable para llevarse la victoria en la prolongación.
Pero el portero del Newcastle, Nick Pope, lo impidió con una sensacional parada ante el remate de Timothy Castagne que pudo ser 0-1. De haber anotado, el Leicester hubiera llegado a la última jornada del torneo dependiendo de sí mismo para lograr la salvación.
Una permanencia que ahora quedó a expensas de un tropiezo del Everton en casa ante un Bournemouth que llegará a Goodison Park sin nada ya en juego.
EFE
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