Botafogo derrotó 3-1 al Atlético de Mineiro para llevarse la final de la Copa Libertadores de América disputada en el estadio Más Monumental de Buenos Aires, Argentina.
El título del Botafogo significó el segundo en este tipo de competición para un venezolano. El zuliano Jefferson Savarino es figura del ataque del conjunto carioca y emula lo logrado por Alejandro "Lobo" Guerra en la edición 2016 con el Atlético Nacional de Medellín.
Pese a disputar el duelo final con diez jugadores tras la expulsión de Gregore en el segundo minuto de juego, el cuadro Fogao capitalizó sus oportunidades para anotar en tres ocasiones en el desarrollo de los 90 minutos del compromiso.
El primer tanto llegó a través de los botines de Luiz Henrique, quien remató desde el área chica tras un mal despeje de la defensa rival en el minuto 35.
A pocos minutos de finalizar la primera mitad, el guardameta Everson ocasionó una falta que provocó un penal que posteriormente fue cobrado de forma eficaz por parte de Alex Tellez al minuto 44.
En la segunda parte, al minuto 47, el chileno Eduardo Vargas descontó para dar esperanzas de igualdad, pero en el 90+7, el goleador de la Copa Libertadores, Júnior Santos, sentenció tras una jugada individual iniciada desde la banda derecha.
El mediocampista vinotinto Jefferson Savarino solo disputó 57 minutos tras movimientos estratégicos que buscaban contrarrestar la superioridad numérica del Mineiro que no aprovechó las ocasiones de gol para encontrar la ventaja en el juego.
Tras finalizar el juego, Savarino agradeció el apoyo de los aficionados venezolanos expresando entre lágrimas: "este título es para ellos". A lo largo de la competencia, el marabino logró cuatro goles y cuatro asistencias en 15 juegos disputados, desde la Fase Previa hasta instancias finales.
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