Amnesia infantil se denomina a períodos de los primeros años de la infancia que no es posible recordar. Abarca hasta los 3 o 4 años aproximadamente y son diversos los argumentos que exponen los especialistas sobre las razones por las cuales ocurre esta ausencia de recuerdos.
Quizá te hayas preguntado por qué no logras tener recuerdos nítidos de tus primeros años o dudas sobre el origen real de aquella imagen del primer día de clases en el preescolar. No sabes a ciencia cierta si la recuerdas o si se corresponde a un relato narrado por un adulto o a una imagen que has cargado, luego, de sentido.
A esa dificultad de almacenar con nitidez en la memoria momentos vividos en la primera infancia también se le conoce como «amnesia de la niñez». Descubre de qué se trata.
¿Qué es la amnesia infantil?
La amnesia de la niñez dura, aproximadamente, hasta los 7 años de edad.
La amnesia se define en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) como la «pérdida o debilidad notable de la memoria». En el caso específico del término amnesia infantil, se utiliza para describir la incapacidad para conservar recuerdos de los primeros años. Es decir, la ausencia de recuerdos de las experiencias vividas desde bebés hasta los 4 años aproximadamente.
Desde el ámbito de la biología, según un estudio sobre amnesia infantil y memoria autobiográfica, el área donde se desarrolla la memoria es el córtex prefontal, aunque se relaciona también la corteza temporal inferior y la amígdala.
El tema de cómo se produce y por qué ha sido motivo de destacadas investigaciones en estudiosos de la mente humana. Tal es el caso de Sigmund Freud y Jean Piaget, quienes abordan desde distintas perspectivas teorías que ayudan a desentrañar los mecanismos selectivos que realiza la memoria en esta etapa.
¿Cuánto dura la amnesia infantil?
Se estima que un niño de 3 o 4 años es capaz de recordar momentos pasados, pero que estos, a medida que el niño crece y se desarrolla su cerebro, serán olvidados. Es a esta acción de supresión de los recuerdos en la memoria a lo que se le llama amnesia infantil.
El niño que ya habla puede hacer referencia a vivencias recientes y a otras no tan cercanas que asombran a sus padres. No obstante, hay investigaciones que señalan que, con el pasar de los años, esos recuerdos desaparecen, al menos de forma consciente, aunque permanezcan como huellas en la psiquis.
Cuando algunos de estos recuerdos quedan fijos en la memoria, se debe, con frecuencia, a un hecho que en el tiempo los trae de vuelta. Sea una grabación en video, un audio o una foto, y les permite mantenerse de manera consciente en la mente. En todo caso, es producto de una manipulación ante el curso natural de construcción de la memoria.
De esas lagunas hechas de olvido que conforman la amnesia infantil o amnesia de la niñez, se tiene mayor conciencia sobre todo a partir de la adolescencia, puesto que es el adolescente o el adulto quien no puede recuperar esas vivencias tempranas.
Sin embargo, es muy probable que no todo lo vivido en los primeros años desaparezca, sino que vuelva en la adultez con estímulos sensoriales que te transporten a una experiencia anterior. A veces la falta de claridad de un recuerdo de la infancia te deja una vaga sensación de déjà vu cuando visitas un lugar, por ejemplo, que frecuentabas antes de los 3 años.
¿Los niños pueden recordar?
Los niños sí tienen recuerdos, solo que algunos no se mantienen con el pasar del tiempo. Es alrededor de los 7 años que comienzan a conservar recuerdos más precisos. Esto se debe a que el cerebro alcanza una madurez neuronal que le permite un tipo de organización de los recuerdos en la memoria que los hace perdurables.
La edad coincide con la etapa del desarrollo de las operaciones concretas, descrita por el epistemólogo y biólogo suizo Jean Piaget para referirse al conjunto de operaciones lógicas para las que está capacitado en ese momento el ser humano.
Y anterior a esta, Piaget, quien dedicó buena parte de su vida a investigar el progreso de la mente en la infancia, caracterizó otros dos estadios implicados de forma directa a los años asociados con la amnesia de la niñez. El primero, «sensorio-motor», que va desde los 0 meses hasta los 2 años y el siguiente, llamado «preoperatorio», que abarca entre los 2 y 7 años.
¿Amnesia infantil o recuerdos encubiertos?
Los recuerdos de la primera infancia muchas veces se asocian a fotografías, vídeos o historias.
Sigmund Freud habla de «recuerdos encubiertos» en la infancia para explicar los mecanismos del olvido que puede realizar la memoria, incluso esa de los primeros años. Dicha amnesia solapa recuerdos trascendentales de la vida por otros menos significativos o, simplemente, quedan omitidos, pero persisten en algún lugar del inconsciente. Sin duda, porque son detonantes de emociones que han sido muy significativas.
De igual modo, algunos de estos recuerdos de la primera infancia en ocasiones se corresponden más a recuerdos «asociados a la infancia», sea porque dependen en gran medida del relato de los adultos que estuvieron cerca de nosotros o porque son reconstruidos a partir de una historia que ha sido contada en reiteradas oportunidades.
También la psicoanalista y pediatra francesa Fraçoise Dolto ha narrado en un libro titulado Infancias su propio testimonio sobre cómo puede presentarse un recuerdo de esta etapa. En este devela la posibilidad de que queden en la memoria reminiscencias o recuerdos pantalla de los primeros años.
En su descripción, se le presentaron imágenes inconexas de un lugar que, según la psicoanalista, debió complementar con la ayuda de su madre porque lo que había quedado almacenado estaba más cerca del fragmento que de la escena completa.
¿Qué se recuerda de la primera infancia?
Finalmente, qué cosas recuerdas o no de la primera infancia y por qué es una pregunta que no tiene una sola respuesta y que es más compleja de lo que a simple vista parece.
La amnesia infantil está relacionada por un lado con la inmadurez del cerebro para procesar y mantener con nitidez imágenes en el tiempo. Y, por otra parte, por la imposibilidad de nombrar la experiencia.
Estas vivencias, según un estudio sobre representación y memoria de la Universidad de Granada, forman parte de lo que los investigadores han llamado «memoria implícita», una suerte de memoria primitiva que comienza a conformarse en un estadio anterior a la adquisición del lenguaje y que perdura más allá de la amnesia de la niñez.
La memoria implícita almacena recuerdos asociados a sentidos como el olfato y que encarnan sentimientos fuertes y continuos que, aunque no permanecen diáfanos, no desaparecen. En el mundo del arte y la literatura, ahondar en esa interrogante puede llegar a ser el motivo clave por el cual surge una obra.
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