La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que unas 2.2 mil millones de personas alrededor del mundo padecen algún tipo de problema visual como miopía, astigmatismo, cataratas, hipermetropía, degeneración macular por la edad y glaucoma.
A muchos de quienes los padecen les incomoda el hecho de llevar gafas diariamente —más aún cuando se trata de jóvenes— por cuestiones de estética, ya que consideran que les causan ojeras, hundimiento o marcas en el área visual.
Por lo cual se plantean usar lentillas, porque les parecen más cómodas, que ofrecen una mejor apariencia en ocasiones especiales, así como un campo visual más amplio y mejorado. Sin embargo, antes de hacer ese cambio se debe tener en cuenta una serie de aspectos, que pasan por evaluar las necesidades particulares de cada persona, como por discutir las opciones con un oftalmólogo.
Qué son las lentillas y cuál es el primer paso para comenzar a usarlas
Las lentillas, también llamadas lentes de contacto, son instrumentos médicos fabricados de hidrogel de silicona, polímero acrílico o una mezcla de ambos que se pone sobre la córnea del ojo, a fin de corregir defectos visuales como presbicia, miopía, presbicia, astigmatismo e hipermetropía.
Son blandas y se adaptan perfectamente a la forma y tamaño del globo ocular al adherirse a él. Algunas se desechan a diario, otras por semana o mes y las más duraderas suelen ser de un año.
Como las lentillas son prescritas y ajustadas por un profesional de la salud visual (oftalmólogo u optometrista), el primer paso a ejecutar es el examen ocular, donde se determina si el ojo está lo suficientemente sano y se decide el tipo de lente a utilizar, porque en casos como el astigmatismo se usan las tóricas que contienen parámetros en su graduación en cuanto al eje y cilindro; mientras que para la presbicia se usan las progresivas.
Asimismo, se sabe cuál es la lente de contacto ideal para la medida de cada ojo, y el experto explica cómo se tienen que introducir y retirar, el cuidado e higiene, y lleva a cabo una prueba para garantizar que el ojo las acepte sin inconveniente alguno. Por lo general, el período de adaptación es de aproximadamente una semana.
Cuidados que ameritan las lentes de contacto
Por ser instrumentos que están en contacto directo con el ojo, es sumamente importante preservar la asepsia, con el objetivo de prevenir infecciones y otros problemas oculares. A continuación, una serie de cuidados a implementar:
- Lavarse las manos con agua y jabón y secarlas completamente antes de manipularlas.
- Usar con la yema de los dedos, nada de pinzas.
- Siempre colocarlas húmedas, vertiendo solución sobre ellas.
- Usar la solución específica, que puede hallarse en cualquier farmacia, y seguir las instrucciones del fabricante.
- No usarlas por más tiempo del indicado.
- No compartirlas con otras personas, porque son objetos intransferibles como la ropa íntima.
- No limpiarlas o humedecerlas con agua del grifo o cualquier otro líquido diferente a la solución.
- No usarlas ni al bañarse, ni al dormir.
¿Cómo colocar las lentillas?
Una vez aseadas y secas las manos, se lleva la lente de contacto a la punta del dedo índice de la mano dominante y con la otra se tira hacia abajo el párpado inferior, manteniéndolo abierto. La lente de contacto debe ponerse suavemente sobre la parte blanca del ojo. Luego se parpadea varias veces para que se acomode. Si se siente alguna molestia hay que sacarla y repetir el proceso.
Las lentillas son convenientes para quienes practican deportes, pero podrían ser un problema en aquellos que están expuestos al polvo con frecuencia.