Miguelito se comenzó a vestir temprano el Día de los Enamorados para llevar a su esposa Mercely a pasear, como lo hace cada 14 de febrero, desde hace 40 años que forman una familia en Maracaibo.
Se “emperifolló” temprano y se puso una percha, (traje), de las que guarda en el escaparate y saca en momentos, como el Día de San Valentín, el 24 de Diciembre o el Fin de Año, que son fechas cuando el “malcriado” debe lucir, según dice.
Este 14, salió del cuarto vestido y le preguntó a la mujer: ¿mi amor, como estoy?, y esta sin vacilar le respondió: parecéis una caja fuerte, y extrañado le replicó: ¿ como así?, bueno, que nadie sabe la combinación, contestó la dama que también vestía multicolor con una talla triple XXX luciendo una pañoleta en la cabeza y zapatos de los años 60. “Pareceis un arbolito e pobre mi amor”, dijo el extrañado marido que le criticó el grande y multicolor atuendo que lucía.
Salieron de su casa a celebrar el Día de San Valentín y dentro del Ford Fairlane miguelito le preguntó que a donde quería ir y le dijo que, a "Cabeza e Toro" a comer pescado." Vos sabéis que el amor entra por el estomago", le recordó y agregó que, “la comida y el amor van de la mano”.
Tomaron la carretera a las afueras de la ciudad en donde habían escogido la cita romántica. Brindaron al llegar con un par de cervezas y al solicitar la carta, Mercely le dijo al mesero: "Me traéis de entrada una sopa de armadillo y de plato fuerte, me vais a freír tres corvina grande que no quepa en la paila, y me lo acompañáis con yuca frita, ensalada, arroz, un servicio de patacones con queso rallao y una coca cola de dos litros.
Pero antes de que el pescado esté listo, tráeme para picar, una bandeja con antipasto y chips para untar y trozos de atún en salsa de ajo con rebanadas de pan y galletas .
Miguel escuchaba detenidamente y recordaba que los precios hoy en día están dolarizados y cuando el mesero le preguntó qué iba a ordenar él, contestó de inmediato que nada, porque comería de lo que había pedido su señora.
Mostrando su índice en señal de negatividad, Mercely le dijo en un tono irónico: "de esta mata ni una hojita", pedí lo tuyo le solicitó y se tomó varias cervezas. Quedó a reventar y el esposo decía que estaba igual de frente que de espalda y cuando pidió la cuenta que pasaba los $100, le dieron ganas de salir corriendo y apenas alcanzó a cubrir el gasto sin propina: "Te la debo", le dijo al mesonero que no se mostró muy contento.
Salieron del sitio, y Miguel le abrochaba los botones del vestido a la mujer que se le soltaban por apretado producto de la "tragazón". Vamos a pasear por la Vereda del Lago pa que te baje esa comida", le dijo tomando rumbo por la avenida El Milagro.
Cuando llegaron al lugar, el sol se había atenuado, una brisa mecía las palmeras y poco a poco caía la tarde en un ambiente romántico con el chapotear de los marullos del lago que jóvenes y adultos disfrutaban en la esperada fecha cuando se celebra el romanticismo.
Se tomaban de la mano y una que otra caricia se hacían en ese momento. "Todavía estoy llena, estoy full", le dijo varias veces a su pareja recordándole todo lo que había comido en el típico restaurante y este le respondía con un "menos mal" y pensaba al mismo tiempo: "llegó a la tercera edad y sigue comiendo como lima nueva".
Mercely no veía movimiento alguno de regalo hasta que soltó: "Vos como que pensáis no regalarme nada hoy Día de los Enamorados?"
"Te lo debo mi amor", le respondió Miguel y en ese momento pensó que su mujer está tan gorda que ni una pulsera ni anillo podía regalarle, por que si se le revienta en cualquier momento ocasiona un accidente.
¿Ese almuercito es todo lo que me vais a regalar?", le refutó la dama y subida de tono le dijo "sí hubiese sabido eso, no vengo ni como nada, protestó molesta. pidiendo "Llévame pa casa".
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