En las profundidades del llano venezolano, a escasos kilómetros de Santa María de Ipire, se encuentra el Hato Barrialito, un lugar cargado de historia y leyendas. En este hato, bajo la sombra de los imponentes árboles, vivió una mujer que marcaría para siempre el corazón de sus habitantes: María Francisca Duarte, más conocida como "Pancha Duarte" o el "Ánima del Taguapire".
"Pancha" era una mujer de carácter fuerte, trabajadora incansable y de una bondad inigualable. Su fama trascendió las fronteras del hato, pues era reconocida por su sabiduría y habilidad como partera, atendiendo a las mujeres de la región en los momentos más importantes de sus vidas.
Sin embargo, la vida de Pancha tomó un giro trágico cuando enfermó de paludismo. A pesar de los esfuerzos por salvarla, la enfermedad se llevó su vida, dejando una profunda tristeza en quienes la conocían.
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Cuentan los ancianos que cuando fueron a enterrarla, el río se embravecía, impidiendo su paso. Obligados por las circunstancias, depositaron su cuerpo bajo un frondoso árbol de taguapire. Al día siguiente, cuando las aguas se calmaron, el cuerpo de Pancha se había vuelto inexplicablemente pesado, por lo que decidieron darle cristiana sepultura en ese mismo lugar.
Desde entonces, el espíritu de Pancha comenzó a manifestarse en la zona, convirtiéndose en una leyenda que se transmitió de generación en generación. Se dice que un llanero, desesperado por la pérdida de su ganado, acudió al árbol de taguapire y le pidió ayuda al alma de Pancha. A cambio, prometió construirle un pequeño altar. El milagro ocurrió, pero el llanero, olvidadizo o quizás temeroso, no cumplió su promesa.
La ira del alma de Pancha se manifestó de forma sobrenatural, aterrorizando al hombre. Arrepentido, el llanero decidió construir un túmulo de ladrillos en el lugar donde yacían los restos de Pancha, dando origen a lo que hoy conocemos como la Capilla del Ánima del Taguapire.
La leyenda del Ánima del Taguapire sigue viva en el corazón de los llaneros, quienes la veneran como una santa protectora. Su historia es un recordatorio de la profunda conexión entre el hombre y la naturaleza, y de la importancia de cumplir las promesas hechas a los espíritus.
Hannabelle Urdaneta/Noticia al Día