Obtuvo su título de profesor a los 19 años y mientras daba clases en el Colegio Monseñor Francisco A Granadillo, Maracaibo escuchaba su voz grave y sonora en la Voz de la Fe. Cuando irrumpió como paladín de la cultura popular zuliana, ya la guitarra, el cuatro y el piano, eran parte del alma de este ciudadano. Treinta años después de haber nacido, Ricardo Aguirre moriría en un fatal accidente automovilístico, encumbrándose a la eternidad como el Monumental.
El viernes había salido de su casa y como buen parrandero, hizo varias paradas. Ricardo fue un hombre del abrazo oportuno y del gusto por los encuentros con los hermanos, amigos y buenos conocidos. Como introito a lo que ocurriría luego, Ricardo dejó de asistir inusualmente a un toque en Radio Popular y a las seis y 15 de la mañana del sábado 8 de noviembre de 1969, se despidió de los amigos con los cuales había estado, encendió su carro, un jeep placas E3-7065, como rezaría en la minuta policial y se fue para su casa en la Calle Colón.
A pocas cuadras de su residencia, en la avenida 9A, entre las calles 87 y 88 del sector Veritas, un camión Mack cargado con café, estaba allí estacionado. Juan Saúl Montoya, su conductor, jamás se imaginaría lo que ocurriría en los minutos subsiguientes. Exactamente a las 6 y 30 de la mañana del aciago día, Montoya sintió el impacto del choque en la parte trasera de su unidad.
Aguirre regresaba a casa tras una noche de fiesta; la lluvia y los problemas de visión del gaitero eterno hicieron el resto.
El Zulia tuvo ocho días de duelo y el funeral se realizó al día siguiente en la Casa de la Cultura, ubicada en la avenida Bella Vista. De allí, el funeral se trasladó a la Basílica de Maracaibo. Los actos fueron masivos. Oscar García, “Ventarrón”, lloraba durante la transmisión por la emisora radial Ondas del Lago.
Francis Blackman, reconocido periodista zuliano, recordaría años más tarde: “Todavía en el cementerio Corazón de Jesús, cuando lo estábamos enterrando, yo tenía sus lentes rotos y aun manchados de sangre en el bolsillo de mi pantalón”.
En lo que serían unas navidades marcadas por la nostalgia, la grey zuliana lloraría con la Virgen la partida del amado gaitero.
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Juan Carlos Guillén
Noticia al Día
