La Plaza Baralt, testigo de infinidad de eventos que dejaron huella en la historia de Maracaibo; vio pasar a mujeres vestidas de lino con un pudor digno de la época, y a los caballeros que no salían sin un sombrero. Igualmente, fue espectadora de los primeros tranvías tirados por burros, y ya luego impulsados por una batería, pero ella, la Plaza Baralt, siempre observadora.
Antes se llamó “Plaza de la Convención” o de “San Francisco”. La plaza y el convento San Francisco de Asís se enlazaron como hermanos; en todas las postales el convento acompaña a la plaza y viceversa, pero siempre juntos. Luego de ser nombrada de diferentes maneras, se decidió que le rendiría honor a un auténtico e ilustre zuliano como Rafael María Baralt.
Justo al frente de la plaza se encuentra la Calle "Bolívar", registrada en Google Maps como calle 97 (con medidas de 115-109 metros), sin embargo, para la gente de la zona es la 95 y conocida como "Calle Las Piedras", este nombre, evidentemente, se debe a que es el único camino que no cuenta con asfaltado o cemento como las demás, sino con un pavimento de piedras, además de las que están encima de sus aceras.
De igual manera, por dicha calle se siente que solo pasan las personas, mas no los años, ya que se mantiene añeja. Al caminar se aprecia una presencia religiosa mediante grandes figuras cristianas, y más adelante, el Pasaje Baralt.
Mientras se pasea por la plaza, del lado izquierdo, se nota una vía casi escondida. Se trata de la Calle "Bustamante", sin paso para los autos y con medidas de 112 metros. Por el camino del frente, dos figuras deslumbran por su tamaño e imponencia, son los dos atlantes que sostienen lo que fue La Botica Nueva. El nivel de detalle que poseen es llamativo y representan la mezcla de culturas que alguna vez hubo en la Maracaibo próspera. No obstante, también llama la atención que se mantengan en buenas condiciones a través de los años.
Por otra parte, justo a la derecha, está ubicada la Calle 98, "La Independencia", la cual en la entrada tiene algunos toldos con venta de ropa que obstaculizan el paso y mide 126 metros aproximadamente. Al estar allí se pueden observar los edificios aún con elementos de época como los balcones de madera, por los que la mirada se eleva para dejarse transportar al ayer.
Allí también estaba el punto de encuentro de los tranvías de Los Haticos y El Milagro. Actualmente, esos antiguos transportes se pueden apreciar como puestos de desayunos o ventas de artesanías…
En la Plaza Baralt también hay un poco de modernización, es el caso de la Calle 98 A, llamada "Zamora", donde en la esquina está El Castillo de las telas, aunque hacia dentro, la calle está un poco desnuda de puestos de venta y es poco transitada; también con 126 metros.
Irónicamente, justo en el frente está la Calle 99, "El comercio", que mide 165 metros del lado derecho y del lado izquierdo 122 metros, donde se ubica el antiguo Hotel Victoria, una de las más importantes edificaciones situadas en la plaza, la cual era sinónimo de bonanza; en él se hospedaron figuras como Carlos Gardel, máximo representante del tango como género musical.
Ahora, en la misma edificación hay una farmacia llamada "Nueva Veracruz", la estructura, de color azul oscuro abajo y celeste desgastado arriba. En el lugar hay toldos donde arreglan zapatos, venden decoraciones o prendas de vestir.
Lo que muchos desconocen es que la Plaza Baralt no solo recibió a grandes artistas por estas calles, sino que vio nacer a otros. Fue el caso de la escritora Graciela Rincón Calcaño (1904-1987), autora del himno de Nuestra Señora de Chiquinquirá, quien salió del vientre de su madre en la esquina McGregor, justo al frente de lo que es hoy el teatro Lía Bermúdez entre las calles 99 y av. Libertador.
Dentro del mencionado teatro yacen interesantes obras de los artistas Andy Warhol, Roy Lichtenstein y Keith Haning, algunas son originales, mientras que otras solo son fotos. Aun así, cabe destacar que la función del teatro es preservar parte de la historia marabina. Por ese motivo, presenta una galería de fotos a blanco y negro de la Maracaibo del siglo XIX y siglo XX.
Y justo en la esquina, ya para salir de la av. 6 Colón, se sitúan vendedores de libros y discos clásicos, quienes conceden otro aire de cultura por la zona. Uno de ellos comentó que tiene dieciocho años allí.
La última remodelación de la plaza fue en 2015, por la Secretaría de Cultura, con la intención de recobrar este lugar para el disfrute de las nuevas generaciones de zulianos. El Centro Rafael Urdaneta también colaboró para rescatar este importante espacio. De ese modo, ciertos edificios de la Plaza Baralt retomaron una mejor apariencia…
Sin embargo, con el paso de los años es eminente el deterioro en la zona. La mayoría de los edificios lucen descuidados, sin el color que los caracterizaba… No quedan dudas de que la Plaza Baralt representa un lugar insigne e icónico en la ciudad. A pesar de que su época dorada quedó atrás, los vendedores o comerciantes que se encuentran en la plaza se esfuerzan por mantener viva la zona.
“Mi Maracaibo, siempre te recuerdo como eras en el ayer. Eran tus calles, tus casas, tu gente, muy distintas a las de hoy (…)” –Waldo Venegas Ortega
Laura Fernández/Pedro Gómez/Pasantes
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