Hace cien años, en enero de 1924, se descubrió la vacuna contra la tuberculosis BCG. Es esa manchita que llevamos en el brazo, según el portal www.cdc.gov:
La BCG o bacilo de Calmette-Guerin es una vacuna contra la enfermedad tuberculosis (TB). Esta vacuna no es de uso frecuente en los Estados Unidos, pero a menudo se administra a los bebés y niños pequeños en los países donde la tuberculosis es común. La vacuna BCG no siempre protege a las personas contra la tuberculosis.
Recomendaciones para la BCG
En los Estados Unidos se debe considerar la administración de la vacuna BCG solo en ciertas personas que reúnan criterios muy específicos y después de consultar con un experto en tuberculosis. Se alienta a los proveedores de atención médica que consideren administrarles la vacuna BCG a sus pacientes a que hablen sobre esta intervención con los encargados del programa de control de la tuberculosis en su área.
Niños
La vacuna BCG solo se debe considerar para niños que tengan un resultado negativo en la prueba de detección de la tuberculosis y que estén expuestos en forma continua y no se les pueda separar de los adultos que:
No hayan sido tratados contra la enfermedad de tuberculosis o su tratamiento no haya sido eficaz, y si el niño no puede recibir un tratamiento preventivo primario y prolongado para la infección de tuberculosis; o tengan enfermedad de tuberculosis causada por cepas resistentes a la isoniazida y la rifampicina.
Trabajadores de la salud
La vacunación de los trabajadores de la salud con la BCG se debe considerar de manera individual en los entornos en que:
Un alto porcentaje de pacientes con tuberculosis esté infectado con cepas de tuberculosis resistentes tanto a la isoniazida como a la rifampicina.
Exista transmisión continua a los trabajadores de la salud de cepas de tuberculosis resistentes a los medicamentos, y es probable que haya infecciones posteriores.
O se hayan implementado medidas integrales de precaución para controlar la infección por tuberculosis, pero sin éxito.
Los trabajadores de la salud que vayan a recibir la vacuna BCG deben ser informados sobre los riesgos y beneficios asociados a la vacuna y al tratamiento de la infección de tuberculosis latente.
Prueba de la tuberculosis en personas que han recibido la vacuna BCG
Muchas personas nacidas fuera de los Estados Unidos han recibido la vacuna BCG.
Las personas que previamente recibieron la vacuna BCG pueden hacerse una prueba cutánea de la tuberculina para detectar la infección de tuberculosis. La vacuna BCG puede causar una reacción positiva a la prueba cutánea de la tuberculina. Esta reacción positiva a la prueba cutánea de la tuberculina puede deberse a la vacuna BCG propiamente tal o a una infección con bacterias de la tuberculosis.
A diferencia de la prueba cutánea de la tuberculina, las pruebas de sangre para detectar la tuberculosis o Igra, por sus siglas en inglés, no se ven afectadas por la vacunación previa con la BCG y no se prevé que den un resultado falso positivo en las personas que han recibido esa vacuna.
En los niños menores de cinco años de edad, se prefiere hacer una prueba cutánea de la tuberculina en vez de un análisis de sangre para detectar la tuberculosis.
Un resultado positivo en la prueba cutánea de la tuberculina o en la prueba de sangre solo indica que la persona ha sido infectada con bacterias de la tuberculosis. No indica si la persona tiene infección de tuberculosis latente o si ha evolucionado a enfermedad de tuberculosis. Para determinar si la persona tiene enfermedad de tuberculosis, es necesario hacer otras pruebas, como una radiografía de tórax o un cultivo de esputo.