Este martes un grupo conformado por más de 50 migrantes entró por la fuerza desde México a Estados Unidos, tras derribar a efectivos militares de la Guardia Nacional estadounidense y la alambrada de púas que colocó el Gobierno de Texas en el río Bravo, en una nueva muestra de la desesperación que viven en el límite entre ambos países.
Los hechos ocurrieron en Matamoros (México), en la frontera con Brownsville (EEUU), donde migrantes del Caribe, Centro y Suramérica se han concentrado en los últimos meses en medio del flujo migratorio récord de la región.
Las decenas de extranjeros se lanzaron en la noche del lunes al río Bravo, conocido como río Grande en Estados Unidos, donde las autoridades estadounidenses los retuvieron por más de 12 horas.
Esto provocó que se desesperaran y comenzaran a buscar la manera de avanzar pese a la presencia de la Guardia Nacional.
Minutos de tensión
“No nos quieren dejar pasar, tenemos niños, queremos agua”, gritaban los migrantes desde el lado de Brownsville.
Alrededor del mediodía del martes, con troncos, piedras y otros objetos, los migrantes comenzaron a tratar de remover la valla de púas hasta originar un hueco por el que se filtraron ante la resistencia de las fuerzas federales.
Los agentes estadounidenses conformaron una barrera para tratar de contener el arrebato y entre gritos les ordenaban permanecer en la ribera, pero la situación se agudizó y los empellones aumentaron. Los adultos tomaron entre sus brazos a los niños e iniciaron el avance, aunque algunos cayeron al suelo junto con integrantes de la Guardia Nacional.
En el acto, niños que ya habían pasado el cercado lloraban al ver que los agentes interceptaban a sus padres.
Noticia al Día