Todo lo que sabemos de San José, lo podemos entrever en la Biblia, especialmente en los evangelios de San Mateo y San Lucas.
Su silencio lo caracteriza y es precisamente a través de sus obras, de sus actos de fe, confianza, y sobre todo de su amor, lo que nos descubren a San José, como un gran santo.
Dios le encomendó ser el padre adoptivo del niño Jesús y esposo de la Virgen María, un privilegio y una gran responsabilidad, el santo custodio de la Sagrada Familia.
Vivió de forma sencilla, realizando en su vida cotidiana la misión que el Padre le había encomendado de la manera más perfecta posible, contribuyendo de este modo a la realización del proyecto de la salvación de Dios.
La vida de San José fue una vida de oración y silencio permaneciendo de este modo en diálogo con Dios; trabajador y honesto para mantener a su familia; padre y esposo, lleno de amor y compasión; obediente y de una profunda fe dejándose llevar en manos de Dios; hombre justo y casto, cuya imagen vemos representada por la azucena en la mano, símbolo de pureza y de su estado virginal.
¿Por qué celebramos la solemnidad de San José?
En su Exhortación Apostólica Custodio del Redentor, el Papa San Juan Pablo II detalla esta declaración del Papa León XIII, al tocar la vocación de María y José con respecto a la Encarnación de la Palabra Eterna,
[Este es] el misterio en el que José de Nazaret "compartía" como ningún otro ser humano excepto María, la Madre de la Palabra Encarnada. Él compartió en ella con ella; estuvo involucrado en el mismo evento salvífico; él era el guardián del mismo amor, a través del cual el Padre eterno "nos tenía destinado a ser sus hijos por medio de Jesucristo" (Ef 1,5).
Y después,
[Si] María es la humilde sierva del Señor, preparada desde la eternidad para la tarea de ser la Madre de Dios. José es quien Dios eligió para ser el "supervisor del nacimiento del Señor", aquel que tiene la responsabilidad de cuidar la entrada "ordenada" del Hijo de Dios en el mundo, de acuerdo con las disposiciones divinas y las leyes humanas (Custodio del Redentor, pág. 8).
Por lo tanto, la Iglesia honra a San José el 19 de marzo por su fidelidad a Dios, y a su vocación como Custodio del Redentor.
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