Las culturas en el mundo tienen historias de muertos, desde los zombies haitianos, los fantasmas japoneses hasta los espíritus vengativos de América Latina.
La fascinación con lo sobrenatural muestra nuestras propias inquietudes con la muerte y lo desconocido, una mezcla de miedo y curiosidad que nos lleva a crear estas narrativas. Aunque las fechas fuertes de la celebración del Día de los Muertos son el 1 y 2 de noviembre, se cree que desde el 28 de octubre hay almas que van hasta el plano terrenal.
Este día se ofrenda a los fallecidos de manera trágica, y el 30 y 31 están dedicados a los niños que murieron sin ser bautizados.
Según el calendario católico, el 1 de noviembre es el Día de Todos los Santos y corresponde a los niños, a diferencia del 2 de noviembre, que es para los adultos. Sin embargo, las almas condenadas en el purgatorio, en espera de la absolución de sus pecados, suelen vagar en el plano terrenal desorientadas en busca de redención.
En el mundo, existen registros de portales energéticos donde se piensa que estas almas emergen:
Machu Picchu, Perú
Lago Titicaca, entre Perú y Bolivia
Monte Shasta, California
Monte Kailash, Himalaya, Tíbet
Meseta de Uluru, Australia
El Día de los Muertos es una tradición que tiene sus raíces en las culturas indígenas de Mesoamérica, particularmente en la civilización mexica (azteca). Durante esta festividad, se cree que las almas de los difuntos regresan al mundo de los vivos para disfrutar de las ofrendas y el amor de sus familias. Las ofrendas típicas incluyen alimentos, bebidas, flores, velas, y objetos que los fallecidos apreciaban en vida. Las calaveritas de azúcar y el pan de muerto son algunos de los elementos más representativos de esta celebración.
Foto: Leonardo Ai, Interpretación de las almas
Génesis Figueredo/Pasante Noticia al Día
