Miércoles 15 de enero de 2025
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La Tragedia de los Azores: Cuando perdimos El Orfeón universitario

Cantaban como ángeles y fueron llamados de golpe al cielo. Venezuela experimentó una de sus mayores tristezas el 3 de…

La Tragedia de los Azores: Cuando perdimos El Orfeón universitario
La Tragedia de los Azores: Cuando perdimos El Orfeón universitario
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Cantaban como ángeles y fueron llamados de golpe al cielo. Venezuela experimentó una de sus mayores tristezas el 3 de septiembre de 1976.

En la madrugada del 3 de septiembre de 1976, el cielo sobre la Isla Terceira, en el Archipiélago de las Azores, estaba cubierto por nubes densas y una lluvia torrencial. La tormenta Emmy azotaba con vientos de 120 kilómetros por hora, creando un escenario de pesadilla para cualquier piloto. En medio de esta tormenta, un avión Lockheed C-130H Hércules de la Fuerza Aérea Venezolana se aproximaba al Aeropuerto de Lajes. A bordo, 68 almas, incluyendo a los talentosos miembros del Orfeón Universitario de la Universidad Central de Venezuela, se dirigían a Barcelona, España, para participar en un prestigioso festival de canto coral.

El vuelo, que había comenzado con esperanzas y sueños de gloria, terminó en tragedia cuando el avión se estrelló contra una colina, a solo 200 metros de la pista de aterrizaje. La noticia sacudió a Venezuela, dejando un vacío inmenso en la comunidad universitaria y en los corazones de todos los venezolanos.

El padre Francisco Dolores, de la parroquia de Angra do Heroísmo, fue uno de los primeros en llegar al lugar del accidente. Lo que encontró fue una escena desoladora: los restos del avión esparcidos y los cuerpos de los pasajeros, entre ellos el director del Orfeón, Vinicio Adames, quien aún sostenía un diapasón en su mano. Entre los escombros, una partitura titulada “Gloria al Bravo Pueblo” se destacaba, un símbolo de la pasión y dedicación de estos jóvenes artistas.

El Orfeón Universitario, fundado en 1943, era una de las agrupaciones corales más reconocidas de Venezuela. Su participación en el festival de Barcelona era un sueño largamente acariciado, pero la falta de recursos económicos había complicado su viaje. Gracias a la intervención del presidente Carlos Andrés Pérez, la Fuerza Aérea Venezolana proporcionó el avión que, trágicamente, nunca llegó a su destino.

Hoy, a casi cinco décadas de la tragedia, el recuerdo de los orfeonistas sigue vivo. Cada año, la Universidad Central de Venezuela rinde homenaje a estos jóvenes, recordando su legado y la pasión que los llevó a cruzar el Atlántico en busca de un sueño. La Tragedia de los Azores no solo es un recordatorio de la fragilidad de la vida, sino también de la fuerza del espíritu humano y del impacto duradero de aquellos que, aunque se fueron demasiado pronto, dejaron una huella imborrable en la historia de su país.

Con recursos de internet

JC

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