Venezuela celebra hoy el Día Nacional del Patrimonio Cultural. La ocasión es propicia para recordar que la palabra “rescate” envuelve en gran parte la esencia de este tema y que ella va reñida con el vocablo “abandono”, estado en el que se encuentran algunas joyas zulianas del pasado.
Hemos visto en Maracaibo reliquias patrimoniales cayéndose a pedazos. Hemos sentido pesar por ello y hemos aprendido a valorar a los zulianos que, rompiendo el “status quo” de abandono generalizado, han ganado batallas de rescate, enriqueciendo con creces el patrimonio cultural del Zulia.
El centro de Maracaibo puede siempre sorprendernos con el hallazgo de una coincidencia histórica, en una esquina o en un inmueble olvidado. Uno de esos destellos urbanos del pasado donde radica la base de nuestra identidad. La de ese Maracaibo histórico que, junto a nuestros valores e idiosincrasia tan particulares, nos identifica como grey zuliana.
Tal es el caso de la célebre “Casa de la Libertad” de Maracaibo, ubicada en la Calle Carabobo, muy cerca del edificio del Centro Rafael Urdaneta. Un inmueble histórico que fungió como sede del Concejo Municipal de Maracaibo, cuando el cabildo enfrentaba la mayor crisis de su historia. Donde se creó el legendario periódico “La Universidad del Zulia” y donde se vivieron los días finales del ícono zuliano de la prensa del siglo XIX, el diario “El Fonógrafo”.
A pesar de encontrarse parcialmente en ruinas, la “Casa de la Libertad” se mantiene en pie y es todavía recuperable. Sus gruesas paredes, testigos mudos de nuestra historia, permiten aún apreciar las dimensiones originales de sus grandes salones y algunos restos de sus “paredes de romanilla” colindan todavía con el patio central, que alberga la devastada cisterna del aljibe.
Por su ubicación, sus dimensiones y su historia, podría convertirse en lugar adecuado para albergar un museo local, que represente las vivencias históricas de las cuales fue escenario. Aquellas que marcaron una época en el Maracaibo de finales del siglo XIX y que contribuyeron a convertir al Zulia en epicentro cultural, científico y comercial de Venezuela.
La memoria histórica del Zulia es herencia incuestionable de todos los zulianos y proteger tal legado es una obligación. La “Casa de la libertad” nos reclama ese deber y es preciso rescatarla, antes de que sea demasiado tarde, y entregarla restaurada a su heredero natural: el pueblo zuliano.