El 26 de enero el Papa Juan Pablo II arribó al Aeropuerto de Maiquetía. El reloj marcaba las 3:35 de la tarde, cinco minutos antes de lo previsto. Bajó la escalerilla del avión y en un gesto característico de amor y humildad se arrodilló para besar el suelo venezolano. ” Deseaba venir a veros” se escuchó a lo lejos por los parlantes colocados y una multitud eufórica aplaudió por mucho rato.
Centenares de personas bajo un cielo despejado en medio de la suave brisa que se sentía aún en el mes de enero, lo saludaban con ovaciones y vítores de bienvenida. Un coro infantil, agitando banderas pontificas. entonaba el “Himno a la Alegría”.
Dos niños vestidos a la usanza llanera, en representación de la población infantil le entregaron un ramo de flores. Al dar la bienvenida al Santo Padre con un emocionado discurso en nombre del pueblo venezolano, el presidente Jaime Lusinchi destacó la trascendencia del ilustre visitante.
A las seis de la tarde del día 27 de enero se encontraba en Maracaibo. Una multitud lo esperó en los terrenos del antiguo aeropuerto, de Grano de Oro, la ciudad se paralizó por completo al cerrar la mayoría de calles y avenidas por parte de las autoridades.
Para asistir a la Eucaristía, la masiva concurrencia procedente de todos estados occidentales no dio vasto la cantidad de hoteles y las familias en carpas ocuparon las márgenes de las vías y otras fueron recibidas por habitantes de la ciudad.
.Presidía el altar, la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá y le acompañaron como oficiantes el cardenal Agostino Casaroli, Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal José Alí Lebrún, monseñor Miguel Ovando y Bravo, arzobispo de Managua (Nicaragua) y monseñor Arturo Rivera y Damas, arzobispo de San Salvador (El Salvador), además de un grupo de obispos venezolanos y decenas de sacerdotes.
Es ese espíritu de disponibilidad a la escucha de la enseñanza de lo alto, saludo con afecto al Pastor de esta sede de Maracaibo, arzobispo metropolitano, a los pastores y fieles de las diócesis cercanas de Cabimas, Machiques y Coro, y a los venidos de Colombia, Honduras, Antillas.
Envío mi abrazo de paz, a causa de la situación por la que atraviesan, a las iglesias de El Salvador y Nicaragua, y a sus pastores aquí presentes. Saludo así mismo a todos vosotros venezolanos del Zulia y de otras partes de Venezuela. Un saludo que incluye a todas las autoridades, a los responsables y miembros de la Universidad de aqui, en cuyo campus (grano de oro)estamos.
El tema central de su homilía fue el de la educación evangelizadora, que aplicada correctamente a los jóvenes fue una de las grandes opciones de Puebla.
Notica al Día
Agustín Moreno