El espacio que está ubicado detrás del estadio Alejandro Borges, un hueco que cuenta con 300 mil metros cuadrados aproximadamente, había sido adquirido por Hidrolago. Después de considerar la propuesta de crear allí el Centro de Atención Social para la Música, decidió donar el terreno para su desarrollo, el cual atendería a unos 80 mil alumnos del Zulia y de países cercanos como Colombia. Según publicaciones de prensa local, eso ocurrió el 12 de marzo del 2014.
En ese entonces se dijo, que en cuestión de semanas la Secretaría de Cultura de la Gobernación del Zulia a cargo de Giovanni Villalobos y el Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, iniciarían los trabajos de recuperación y saneamiento de la fosa donde funcionaría el proyecto del maestro José Antonio Abreu.
Hubo expectativa en la región desde distintos sectores sobre este anuncio, por considerarlo ideal para este proyecto con una edificación que contaría con los máximos estándares para la música.
El llamado hueco Coquivacoa fue excavado hace 30 años para levantar el Centro Cívico Cultural muy parecido al Teresa Carreño de Caracas, propuesta que se quedó en unas bases y varias columnas y permanece ahí el hoyo que es utilizado como vertedero de basura.
El proyecto del maestro Abreu
El Centro Nacional de Acción Social por la Música (CNASPM), la catedral del sistema y centro de comando del maestro José Antonio Abreu, fue una obra monumental realizada en Caracas, en el bulevar Amador Bendayán, bajo un proyecto de Tomás Lugo.
A partir de 2009 y completamente inaugurado desde 2011, dotó de flamantes salas de concierto sinfónicas y de cámara, conservatorio, biblioteca, teatro… volviéndose “La sede”, como se le dice actualmente, un espléndido centro cultural que consolidó en un templo imperecedero la actividad de la institución.
Abreu, quien aparte de ser un respetado e interesante músico y compositor, era economista, tenía una gran habilidad para desenvolverse en las esferas políticas, y supo no solo conseguir lo que necesitaba de los distintos gobiernos de su país, fue también un excelente difusor y captor de apoyos para su iniciativa a nivel mundial.
El Maestro fue un ejemplo inigualable de altruismo y servicio. Supo ocupar y ofrecer un espacio casi inexistente en Venezuela: la orquesta como experiencia de formación artística y cultural al servicio de una proyección sociocultural de toda una comunidad. Ese espacio lo quiso tener en Maracaibo,
y cuando vio la localidad detrás del estadio Alejandro Borges, le pareció idónea para edificar un gemelo del Centro Nacional de Acción Social por la Música (CNASPM), que funge en Caracas como sede del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela.
El éxito parecía garantizado. El prestigio del maestro Abreu abrió en un principio las puertas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien financiaría la obra con un aporte de 70 millones de dólares, para expandir los programas académicos y de entrenamiento para directores de orquestas, intérpretes y especialistas de la música, así como para promover la proyección internacional de las orquestas y músicos. El maestro Gustavo Dudamel tiene ahora la palabra. ¿Que dirá de esto?
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