Como padres, muchas veces pensamos que el mejor regalo para un hijo son cosas materiales, aquellas que imaginan tener y cuando menos piensan, papá o mamá lo hacen realidad.
Las celebraciones de alguna fecha en especial no se quedan atrás, y sin duda alguna nos esmeramos en dárselas. Sin embargo, el mejor regalo que se le puede dar a un hijo, es estar. Estar en esas celebraciones, en ese momento especial, y como no, en esas caídas que por cuestiones de la vida pasarán.
Pero lo mejor de todo es dedicarles tiempo. Así le pasó a un niño cuyo padre decidió hacerle un regalo muy especial. Todo comenzó con una divertida broma: el padre sacaba cosas al azar de la nevera, como si fuera la sorpresa, mientras el niño miraba desconcertado. La madre, entre risas, le dijo: “díselo mirándolo a los ojos”. Y entonces, el padre dijo las palabras mágicas: “Hoy no voy a trabajar”.
El niño, incrédulo, preguntó varias veces para confirmar lo que escuchaba. La emoción fue tal que no pudo contener las lágrimas y abrazó a su papá con fuerza. La sorpresa de no tener que compartir su día especial con el trabajo fue, sin duda, el mejor regalo que pudo recibir.
Noticia al Día / Que Boleta News