“El Bolero es tragedia
"Cada nota es sangre
el desamor desgarra
y la mirada se hace piel marchita”
….fragmento de la obra “Sobre Cenizas”, de Henry Semprún
A los 19 años muchos productores comenzaron a escribir su mito. Vimos aquel maracucho con aquel vozarrón en la Billo’s Caracas Boys, poniendo su romance a los boleros, en decenas de bailes y presentaciones de televisión, arrastrando fans de todas las edades e inspirado a hombres a interpretar las canciones románticas a sus novias.
Cuando sintió que había tocado techo, hizo caso para firmar con la reconocida disquera Velvet su contrato como solista. Dio un brinco al estilo de la afamada atleta Yulimar Rojas que en poco tiempo fue bautizado el Bolerista de América.
Fueron tiempos aquellos que por dónde pasabas escuchabas su voz, ya que las emisoras de radio mantenían su audiencia con Pirela a la cabeza. Sonaron sus boleros con amor y desamor, como su vida misma, nos transportaba al mundo de las emociones, de la pasión que habita en el interior de cada uno de nosotros.
Su éxito fue grande, pero también desolador. Así como fue su carisma y voz, también se fue envolviendo en medio de escándalos y fue perdiendo espacios en el mundo artístico.
El matrimonio con Mariela Montiel, de 13 años, el tormentoso divorcio, las acusaciones de homosexualidad y violencia, lo llevaron a irse del país. Primero México, luego República Dominicana y finalmente Puerto Rico, donde en un episodio nunca bien esclarecido, recibió cinco disparos mientras salía de un club nocturno de mala muerte la madrugada del 2 de julio de 1972.
La noticia dejó tumbado sobre el el teclado de una Rockola, a más de uno, con lágrimas y dejos de tristeza escuchando su "Sombras nada más "y "El malquerido".
Más de cien temas fueron éxitos en su voz, cómo los polémicos, “Pobre del pobre”, “Entre tu amor y mi amor” y “Se te Olvida”, entre otros, con los que ganó el apodo de “El bolerista de América” aquel que se reflejó en las letras de sus boleros, de una manera que sólo él podría interpretar.
Fue y seguirá siendo el bolerista de aquella juventud de los 80 que celebró y celebra su paso por este mundo. Fue el héroe de los malqueridos y tal vez lo siga siendo para muchos de los seminaristas arrepentidos, de los pobres, de los que se pusieron viejos, de los poetas, de las mesoneras, de los homosexuales, de los limpiabotas, de las trabajadoras sexuales y en general, de esos héroes de las cantinas que aun existen y tararean sus canciones recordando viejos tiempos.
El 5 de enero de 1978, hace 45 años, las instalaciones de RCTV ardieron tras producirse un incendio que acabó con gran parte de su memoria fílmica. Una catástrofe que, décadas después, sigue invocando en los venezolanos teorías de conspiración, fraude, accidente y odios interno.
Ahí se perdieron los archivos fílmicos y fotográficos y por supuesto, se perdieron los de nuestro bolerista cuyos registros, al igual que el de muchos artistas, quedaron convertidos en cenizas.
El mismo destino corrieron los de Bolívar- film, en dónde sus filmaciones de artistas cantando, tampoco aparecieron jamás, sólo "sombras nada más”.