El Tren de Aragua sigue sembrando terror en Colombia, pero su operatividad llena de crueldad, según las autoridades, se ubica con más fuerza en la capital Bogotá.
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A la Secretaría de la Comisión Segunda del Senado de la República, encargada de la defensa nacional y fuerza pública, llegan aterradoras denuncias de lo que sucede en varias localidades de la ciudad.
De acuerdo a un reportaje realizado por Semana, monstruosidad, crueldad, atrocidad, esos son los adjetivos que descifran la forma de operar del Tren de Aragua, la banda criminal más grande y poderosa de Venezuela, que en los últimos años logró expandirse hacia Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile.
Su llegada a Colombia inició en el 2018, por Norte de Santander, cuando quiso tomar el control de la frontera combatiendo a la guerrilla del ELN y, rápidamente, con la incursión de estructuras satélites, se expandió por otras ciudades y fue así como la barbarie llegó hasta Bogotá.
El centro de operación del Tren de Aragua se ubicó en Kennedy, al sur de la capital del país, especialmente en María Paz, El Amparo y Patio Bonito, pero sus tentáculos lograron penetrar a otras localidades como Chapinero, Santa Fe, Ciudad Bolívar y Engativá, dejando un mar de sangre en su disputa con otras bandas delincuenciales como ‘Los Camilo’, ‘Los Satanás’, y demás.
El modus operandi para extorsionar a comerciantes, empleados, trabajadoras sexuales, conductores y comunidad en general, van desde panfletos, hasta mensajes y llamadas de WhatsApp, que en muchas ocasiones son realizadas desde las cárceles, incluso en Venezuela.
El actuar criminal del Tren de Aragua no es nada nuevo para las autoridades. La Policía Metropolitana de Bogotá y la Fiscalía General de la Nación han desplegado grandes operativos para golpear a esta y otras estructuras delincuenciales, cuyos integrantes se hacen pasar por el grupo criminal originario de Venezuela.
Denuncian el terror que viven en Bogotá con el Tren de Aragua
Venta de estupefacientes, extorsión, tráfico sexual y licor adulterado son los principales negocios criminales del Tren de Aragua, y aunque se creyera que las principales víctimas de extorsión son los dueños de negocios, la realidad es totalmente diferente.
Conductores de transporte público y bicitaxis, recicladores, trabajadoras sexuales, comerciantes de celulares y hasta meseros de bares y restaurantes o empleados de fruvers, han sufrido el terror de este grupo criminal y sanguinario.
Así quedó evidenciado hace tan solo unas semanas, cuando se presentó un acto de sicariato en el barrio Jacqueline, en Kennedy. Un sicario se bajó de una motocicleta, desenfundó un arma y asesinó a un empleado de un fruver de 30 años.
El dueño del establecimiento comercial se había negado a pagar una extorsión, la cual, según información que reposa en la Comisión Segunda del Senado, provenía del Tren de Aragua. Este fruver ha recibido, por lo menos, cerca de tres ataques con armas de fuego en lo que va de 2023.
No es la primera vez que ocurre un asesinato atroz de estas características. Recientemente, integrantes del Tren de Aragua también asesinaron cruelmente a un mesero de un bar ubicado en la calle 38 sur, quien -al parecer- tenía deudas pendientes con este grupo delincuencial. En esta calle, las extorsiones son el pan de cada día, pues ni las trabajadoras sexuales se salvan de “la vacuna”.
El Tren de Aragua en Latinoamérica
Este grupo delincuencial nació con un sindicato de obreros que laboraban en la construcción de un proyecto ferroviario que uniría a los estados Aragua y Carabobo.
Fue entonces que comenzó a cobrar dinero por la asignación de puestos de trabajo y extorsionaba a contratistas a cambio de seguridad.
El grupo fue ampliando gradualmente sus actividades criminales y en el 2013, con el encarcelamiento de Héctor Rustherford Guerrero, alias ‘Niño Guerrero’, principal cabecilla, en la prisión de Tocorón, el Tren de Aragua se alió con otras bandas criminales para expandir su control.
Noticia al Día
Con información de Semana