A las 4.30 de la mañana de aquel 14 de diciembre de 1922, los habitantes del pequeño caserío de La Rosa, de la entonces depauperada localidad de Cabimas, al occidente del país, se despertaron sobresaltados por el estruendo y una oscura columna de un líquido negro que se levantaba a unos 40 metros de altura. Era petróleo.
Se trataba de lo que después se llamó el “reventón” de El Barroso, el hecho que reveló y significó el potencial petrolero del país con sus yacimientos petrolíferos desde hace 100 años de aquel acontecimiento.
Hoy se conmemoran 100 años desde que el primer chorro de crudo impregnó las calles de Cabimas en la COL. Un "volcán negro" de riqueza estalló en erupción. Lo que salía a toda presión era el rubro más valioso para la época, el petróleo más oscuro y espeso.
Los cronistas locales de la Costa Oriental del Lago dicen en sus escritos que el pozo estuvo arrojando unos 100 mil barriles diarios de crudo sin control.
Cuentan que El Barroso marcó su historia, a su gente y les dio nombre a sus sectores. Con él se creó la zona petrolera que recibió a extranjeros y venezolanos, quienes buscaban trabajo en las empresas que explotaban el hidrocarburo en las zonas que rodeaban al Lago de Maracaibo.
