Han transcurrido 56 años, desde que el astro mundial del boxeo Muhammad Alí, fue sancionado por las autoridades norteamericanas tras acusarlo de desertor.
Su decisión de negarse a participar en la invasión contra Vietnam tuvo un precio muy alto que estuvo dispuesto a pagar, al mismo tiempo que denunciaba el racismo imperante en la sociedad.
Cassius Clay (Muhammad Alí) manifestó al ser seleccionado que no se alistaría porque era ministro de la Nación del Islam.
“Yo no tengo ningún problema con el Vietcong. A mí no me hicieron nada” (I have no quarrells with the Vietcong…)
La noticia ocupó la primera plana de los diarios. El 8 de mayo de 1967, 55 años atrás, parecía que su carrera boxística llegaba a su fin y que nunca se convertiría en uno de los grandes de su categoría. Le revocaron la licencia para boxear y le retiraron el título del mundo que él había ganado y defendido con probidad en el ring.
El discurso del campeón del mundo sobre Vietnam, sobre los conflictos raciales y sobre las contradicciones de la sociedad norteamericana se fue haciendo más preciso y más profundo con el correr de los días.
En 1970 consiguió que se revocara la sanción y que se le permitiera volver al boxeo.
Noticia al Día
Con información de Infobae