Cada 28 de marzo se celebra en el país el Día Nacional del Patrimonio Cultural en honor al natalicio del Generalísimo Francisco de Miranda, considerado el precursor en la defensa y conservación de la riqueza patrimonial del país. Por el hecho de generar y formular criterios referidos al “principio y conservación In situ de las obras de arte”, resaltando la necesidad de mantener los bienes en su contexto cultural.
Pero al pensar en el patrimonio cultural venezolano, inmediatamente se nos vienen a la mente palabras como: Identidad, tradición, raíces, herencia e historia, y es que todo esto tiene que ver porque al reconocer y valorar nuestro patrimonio cultural como la raíz de nuestra identidad, es una referencia inmediata a nuestros orígenes, a las luchas de nuestros antepasados y al hacer del pueblo día a día, a nuestras tradiciones e historia. Es todo aquello que nos caracteriza y forma parte de lo que significa ser venezolano.
Qué mejor forma de honrar nuestro patrimonio cultural que conocer todo acerca de éste. De nuestras raíces aprendemos y como se ha dicho, el hecho de que valoremos de dónde venimos puede hacer que tomemos consciencia de la importancia que tiene nuestro de patrimonio, porque es mucho más fácil dirigirnos hacia nuestros objetivos si reconocemos y valoramos nuestra cultura.
El espectro de bienes que conforman el patrimonio cultural venezolano es muy amplio y no se limita a monumentos, paisajes, costumbres y objetos, pues incluye tanto bienes tangibles como intangibles. Comprendiendo también expresiones vivas heredadas de nuestro pasado, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza; así como saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional.
Como lo indica el marco legal, el patrimonio cultural venezolano incluye (pero no se limita) a bienes muebles e inmuebles, poblaciones, sitios, centros históricos y ciudades, con valores tradicionales, naturales, históricos, ambientales, artísticos, arquitectónicos o arqueológicos, y con significación para la memoria urbana.
También contiene los testimonios históricos y el patrimonio vivo del país: sus costumbres, tradiciones culturales, vivencias, manifestaciones musicales, lengua, ritos y creencias, obras culturales y estatuaria monumental.
De igual forma se incluye el patrimonio documental y bibliográfico, los objetos y documentos de personajes de singular importancia en la historia, así como las creaciones culturales transcendentes, el entorno ambiental o paisajístico, el patrimonio arqueológico y paleontológico, y cualquier otro bien de interés cultural que amerite ser declarado así.
La sociedad es el principal protector del patrimonio cultural
Sensibilizar a las nuevas generaciones es parte fundamental de la protección y conservación del patrimonio cultural, es vital difundir y promover todos y cada uno de los elementos que lo conforman, así como también tener detalladamente un inventario, diagnóstico y planificación.
La difusión debe ser una tarea llevada a cabo por toda la sociedad, instituciones públicas y empresas privadas dedicadas a esto. Una de las estrategias para proteger el Patrimonio consistiría en realizar campañas de información en centros educativos y culturales para acercar el Patrimonio a estudiantes y la ciudadanía en general, y otorgar la oportunidad de que se conozca su cultura.
En esto el estado venezolano y las instituciones públicas deben promover la formación de profesionales dedicados a la preservación, conservación, divulgación y promoción de los bienes culturales, incrementando el número de especialistas relacionados con la historia, la arquitectura, la arqueología y hasta la paleontología, permitiendo así que la sociedad cuente con expertos que garanticen la gestión óptima de su patrimonio cultural.
Conocer y preservar nuestras raíces es lo que permitirá que como sociedad no perdamos el rumbo.
Arq. Abg. José Antonio Robles E-mail: [email protected]
