Es imposible escribir la historia de la danza en Venezuela, sin hablar de la existencia de quién ha sido su máximo exponente, Yolanda Moreno, la Bailarina del Pueblo, patrimonio cultural de la Nación.

La que muchos poetas llamaron la La Trigueña de la Danza, vivió una infancia feliz en El Guarataro y a los 12 años ingresó al coro del Ministerio del Trabajo, donde descubrió su pasión por el baile. El Retablo de Maravillas fue la plataforma de lanzamiento de quien hoy, encaminada a los 75 años en los escenarios, es reconocida mundialmente.

"No bailo en los escenarios, pero lo hago todos los días en la compañía, cuando estoy montando, estoy bailando. Ya estoy vieja, tengo 87 años, aunque todavía me veo muy bien en un escenario”, considera la reconocida estrella de la danza.
“La gente quiere que esté bailando todos los días y no puedo. Ya me canso y cuando taconeo con fuerza me duelen las cervicales”.
Yolanda Moreno encarna la dignidad de una trayectoria impecable, que ha retratado lo más noble del alma nacional a través de la danza. Su La labor nuestra está basada en la permanencia de las tradiciones y en el orgullo de ser venezolano. “Nosotros nunca vamos a concursos, pero las veces que hemos ido, siempre ganamos”, exclama con evidente orgullo.

En un trabajo realizado por el portal El Estímulo a finales del año pasado comentó: Danzas Venezuela se mantiene con el trabajo que hacemos: con la escuela, con las funciones, por aquí y por allá. La mayoría de mis bailarines están preparados para enseñar y es por eso que los coloco para dar clases como una forma también de apoyar a la comunidad. Están trabajando con jóvenes en los barrios. Mi escuela funciona muy bien, gracias a Dios.
Un alma limpia
A su edad mantiene una fortaleza y espíritu inquebrantable que contagia y transmite a su alrededor sobre lo que ha dicho en cada entrevista “El secreto es tener el alma limpia, no tener odio. Todo lo veo rosadito, si no me amargaría, sufro a veces por mis bailarines, pero les digo que siempre hay una luz en el fondo del túnel".

Me veo cada día más vieja. A veces digo, me voy a hacer la cirugía, después pienso ¿para qué? Si al alma no se le hace cirugía, allí está siempre transparente y eso es lo que transmito”, considera.
Con información El Estímulo