No dejamos que nuestros niños la tomen o que hagan con ella buchitos de agua cuando van a la playa. Mientras nosotros los adultos la devolvemos con desagrado porque es muy salada, lo que no sabemos es que beber agua de mar ayuda a eliminar enfermedades y a atacar la desnutrición.
Qué cara pondría hoy Robinson Crusoe, el célebre náufrago que inmortalizó el escritor inglés Daniel Defoe, si se enterara de que el agua del mar no es tan mala como la pintan, y que quienes la tomen en una situación desafortunada como la vivida por él, como es estar más de una semana en una balsa a la deriva y luego vivir 28 años en una isla solitaria, tienen la oportunidad de sobrevivir por decenas de días y salvarse
Imaginamos que el pobre Crusoe se cruzaría de brazos al saber esta noticia y, con el gesto flemático que caracteriza de los ingleses, lo menos que atinaría a decir es que ya era tiempo de que alguien dijera lo contrario; luego se sentaría en una poltrona bien mullida a tomar una taza de té y a lanzar volutas de humo con su pipa.
Como el personaje de Defoe, somos muchos los que hasta ahora hemos venido creyendo a pie juntillas que el agua de mar es solamente útil cuando vamos a la playa a pasar unos días de vacaciones, pues es así como podemos aprovechar su poder salobre, el cual, al combinarse con la luz. radiante del sol, nos permite broncear nuestros cuerpos.
Casi todo el mundo suelto con desagrado el agua salada del mar una vez que se cuela por la nariz y por la boca debido a la presión que ejerce una zambullida. Todos en general cuando nos bañamos en la playa nos inhibimos, en la medida de lo posible, de ingerirla. Creemos que no es sana y, debido a mitos y falsas creencias que se han transmitido generación tras generación, que produce dolor de estómago.
Incluso, hay quienes lanzan reprimendas a sus hijos pequeños cuando éstos, en un acto de libre diversión, hacen pucheros y tragan agua salada del mar. Pero resulta que ya esos mitos que han estigmatizado al agua de mar están siendo conjurados, porque desde hace algún tiempo se han venido descubriendo, o mejor dicho redescubriendo, a través de investigaciones, algunas de sus incontables propiedades secretas.
Una de ellas que ha sido poco difundida – al menos en nuestros predios, donde nos preocupamos más por estar enterados de lo que ocurre con el petróleo – parece poner punto final a ese prejuicio que sempiternamente ha envuelto al agua del mar. Estas investigaciones destacan que ese líquido salobre que ocupa el 72 por ciento de la superficie total de la Tierra, y que además es el producto más abundante del planeta después del aire, puede ser perfectamente ingerido, ya que es uno de los hidratantes y nutrientes más perfectos que existe en la naturaleza.
La ciencia del agua de mar
Dos organismos que se han ocupado de investigar y difundir las maravillas desconocidas del agua de mar como fuente oral, como son las Fundaciones Aquamaris Seawater y el Proyecto de Dispensarios Marinos de Colombia (Prodominar), nos dan valiosas pistas al respecto. Ambos coinciden en señalar que en sus laboratorios se han podido comprobar los múltiples beneficios del consumo oral del agua de mar y sus efectos positivos tanto en la recuperación de la salud como en la desnutrición humana y hasta animal.
Y es que al agua del mar, según ellos, tiene una composición similar a la del plasma sanguíneo. Esta gran virtud que le ha dado la naturaleza la provee de poderes especiales que ayudan al ser humano a recuperar la salud. En este sentido aseguran que 500 ml de agua de mar debidamente tratada, consumidos durante el día, ya sea pura, diluida o mezclada con los alimentos, debe convertirse en una receta universal para todos los individuos, pues ayudan a rehidratar el organismo, aportan los minerales perdidos, restablecen la salud de las células, armonizan y devuelven el equilibrio perdido por el organismo.
Para que se tenga una idea más amplia, se dice que el agua marina es la única que mantiene todos los elementos de la tabla periódica en su composición, motivo por el que se constituye, en sí misma, en una fuente inmejorable de curación y prevención de enfermedades. Debido a esa composición, proporciona no sólo beneficios tan importantes como la rehidratación, sino también la regeneración celular y el equilibrio enzimático de un modo fácilmente asimilable por el organismo.
Hoy el agua de mar purificada y extraída de grandes profundidades (bautizada como Plasma de Quinton, en honor al médico francés René Quinton, quien a finales del siglo XIX fue uno de los pioneros en investigar las virtudes del agua marina) ayuda a curar o mejorar los síntomas de patologías tan dispares como las afecciones de la piel -incluida la psoriasis-, la desnutrición, el asma, los problemas de próstata, la artritis, la osteoporosis, la bronquitis, la gingivitis, los problemas gastrointestinales, el desequilibrio de los sistemas nervioso central e inmune, la obesidad, el cansancio crónico, la sinusitis, la anorexia y el estrés, entre otras dolencias.
Por último, queremos referir que la prestigiosa revista European Journal of Clinical Nutrition publicó el 29 de junio de 2024 un artículo de los doctores Ha-Taguchi, Tai y Nakajima todos oriundos de un país rodeado de mar como es Japón, sobre los beneficios del agua de mar, en el cual se destaca, entre otras cosas, que está comprobado que después de beberla el nivel del mineral esencial potasio decrece significativamente mientras que el nivel del selenio se incrementa. Por otro lado, asegura que beber agua de mar ayuda a rebajar los niveles de metales pesados como el mercurio y el plomo y hace que mejoren los síntomas de enfermedades en la piel.