Michel se vino a Maracaibo después que se separó de su esposa y sus cinco hijos. No pudo seguir viviendo en la capital y escogió la ciudad del sol para trabajar en el mercado Las Pulgas para mantener a descendientes. Su exesposa murió al tiempo y quiso traer a sus pequeños, pero una tía se encargó de ellos, a excepción de Jorman que prefirió venir a Maracaibo con su papá.
El hombre con cinco hijos se enfermó y se vio obligado a cambiar de actividad laboral, por lo que, se le ocurrió "montar" una barbería en un frondoso matapalo con una improvisada "silla de pelar", un espejo con marco de hierro forjado y una mesita donde apenas cabe la maquinita de cortar cabello, la tijera, el cepillo, el talco y uno que otro utensilio. Esta ubicada a la entrada del barrio Royal, muy cerca del puente Socorro de la Circunvalación 1.
"Aquí estamos mi hijo y yo, a quién hace dos años le enseñé a trabajar porque me dijo que quería aprender el oficio, lo enseñé y lo hace muy bien. Desde hace dos años tiene su clientela", nos contó Michell cuando los visitamos.
El muchacho estudia en la institución Carmelita del sector, donde tienen la barbería y pertenece además a una selección de fútbol, por lo que trabaja en horas de la tarde y los fines de semana acude a las prácticas deportivas, reveló su papá. Es de poco hablar, muy callado.
En la actualidad, la mayoría de las personas se inicia en este negocio con éxito. En ese sentido, esta práctica no solo es empleada por adultos sino también por adolescentes, como el caso de Jorman que junto a su padre, atiende debajo de un árbol el improvisado salón y se siente complacido de hacerlo.
El talentoso joven que a la edad de 10 años le dijo su papa "déjame ver si puedo manipular la máquinas y la tijera y enséñame a cortar el pelo", y hoy en día con la preferencia de muchos clientes en la barriada, se gana la vida junto a su papá, administra sus propios recursos y con lo que obtiene compra lo necesario para sus clases de fútbol y ayuda a sus hermanos de vez en cuando.
Foto: Xiomara Solano.
Emprendimiento y pandemia
Los adolescentes tienen una noción del tiempo muy distinta a la que tienen los adultos. Lo perciben como algo no constante. Por momentos pueden sentir que todo avanza muy rápido y por momentos les resultará eterno.
La pandemia impuso en sus vidas la privación de pasar tiempo con amigos; la ausencia de actividades educativas, culturales o deportivas; el confinamiento, el compartir más tiempo con su núcleo familiar; la pérdida de seres queridos ; la transformación de la experiencia social en una experiencia virtual; y la dificultad de continuar sus clases presenciales. Este acontecimiento los obligó a emprender y de ahí surgen actividades a las que se dedican en este momento.
Foto: Xiomara Solano.
En los últimos años, esto de cortar el cabello a hombres con modernos diseños está en boga y según se puede apreciar, las calles y plazas de la capital zuliana se llenan de “improvisados salones” al aire libre, y hasta la sombra de un mata, un garaje, un porche de vivienda o una acera de cualquier vía sirve para recibir a los clientes.
Los jóvenes decidieron salir a la calle y sustentar sus vidas con este oficio. Buscan ganarse la vida en tiempos de crisis económica.
Foto: Xiomara Solano.
En la actualidad, la mayoría de personas emprende algún negocio con mayor o menor éxito. En ese sentido, esta práctica no solo es empleada por adultos sino también por adolescentes, como el caso de Jorman Pirela que junto a su padre, Michel Pirela, atiende bajo la sombra de un árbol en el barrio Royal al sur de la ciudad donde está su sitio de trabajo desde hace dos años.
El adolescente contó que el negoció nació de forma natural después que su madre murió en Caracas y su papá lo trajo a Maracaibo y siguió sus pasos como barbero.
Foto: Xiomara Solano.
Es parte de la reinvención forzada del venezolano por la situación país. Muchos venezolanos se han visto en la necesidad de reinventarse en la búsqueda de actividades que generen mayores ingresos para cubrir las necesidades y la de Jorman es una.
Foto: Xiomara Solano.
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