La noble médico y poeta, Verónica Urbaneja escucha al joven artista wayuu, Alex Muñoz, quien le explica a ella y a la doctora bioanalista, Ayarí Ávila y a su hija, la importancia que para su cultura tienen los ritos culinarios. También, sobre este tema, la hermosa Beatriz Ojeda desarrolla una novedosísima labor cultural y pedagógica: Ella fundó y dirige, en Bella Vista, cc Villa Inés, el Dohmi Culinary Institute, donde desde la tarde de este jueves 25, habita la genial exposición de Frida Kahlo retratada por 33 artistas. Una belleza…
Una muestra colectiva itinerante que así cumplió su cuarta estación de la alegría contra todas las tristezas. Una producción que llegó hasta los creativos espacios de Dohmi, producido por el Grupo Arte, Cultura y Saberes, bajo la égida de Cynthia Tariche, junto con Gustavo Villarroel, Stella Raggio y Hernán Hernández Belloso, quienes también han reunido a un hermosísimo grupo de músicos, actrices y cantoras que recrean un evento dramático y poético sencillamente conmovedor.
Allí, rebosa el talento precioso de Rafmar Rangel; de Mirna González, como La Catrina; sumándose los respectivos dones y talentos de Ileana Arteaga, leyendo los desgarrados bemoles de la gran Frida. Los músicos, Lenín Nieto y Leonardo Ortega, en la guitarra; más el cellista Romer Ferrer, habilitaron esa exclusiva oquedad de los compases de la música serrana, con sus silencios preñados de nostalgias vívidas…Hermosas Yeslany Dávila, Charito Díaz Colman e Ismenia Juárez, al lado del sorprendente doctor Wilberth Rincón. El público exquisito disfrutó mucho del espectáculo y la exposición.
La presidenta del Consejo Legislativo del estado Zulia, Iraida Villasmil, estuvo presente y anunció que los espacios del CLEZ albergarán la próxima estación Kahlo.
Desde los apuntes de la maestra periodista Elena Poniatowska obsequiamos a la maestra Beatriz Ojeda, algunos datos y detalles que vinculan a Frida con Dohmi.
Uno de los guisos que más les gustaba a Frida y Diego eran los huazontles, hierba originaria de México, que crece en terrenos húmedos entre marzo, cuya preparación se le atribuye a las comunidades indígenas.
Sin embargo, el platillo favorito de la autora de la obra "Las dos Fridas" era el mole con pato, que en aquella época se cazaba en Iztapalapa. En cuanto a los postres, le gustaba el dulce de coco y camote con piña.
Flotaron en el ambiente de la universidad culinaria estas confesiones: “La Frida que yo traigo adentro, sólo yo la conozco. Sólo yo la soporto. Es una Frida que llora mucho. Siempre tiene calentura. Está en brama. Es feroz. El deseo la embarga. El deseo del hombre y de la mujer, el deseo que la cansa. Porque el deseo desgasta mucho, vacía, inutiliza.
La vida la perdí muchas veces pero también la recobré; volvía gota a gota en una transfusión, un beso de Diego, su boca sobre la mía, y luego se salía en una nueva operación. A lo largo de treinta años me hicieron treinta y nueve operaciones; en la última me cortaron la pata. «Pies para qué los quiero si tengo alas pa’ volar».
También cuando Diego me dejaba se me iba la vida, pero eso me gustaba. A Diego quería yo darle mi vida. Amarlo hasta morir…”. En la cocina de Frida Kahlo también se servía arroz, chiles en vinagre, pipían, tacos, gusanos de maguey y escamoles, que dicho de paso eran los favoritos de Diego Rivera…
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, nombre completo de la artista, nació en 1907 y murió en 1954 en Coyoacán, donde pasó la mayor parte de su vida.
Estudió en el Colegio Alemán y en la Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de México. En 1925, sufrió un trágico accidente cuyas consecuencias padeció hasta su muerte. Durante una larga convalecencia, empezó a pintar su rostro copiándolo de un espejo montado en el dosel de la cama. Primero, fue realista y retrató a familiares y amigos, también gustó de pintar flores.
Alexis Blanco
Fotos: Xiomara Solano
