La aspiración nacional de recuperar la alternabilidad en el poder por la vía
electoral y pacífica está en tiempo de descuento. Si al chavismo la derrota
electoral se le convierte en una tragedia de persecuciones, juicios y condenas, no
se descarta que el TSJ decida anular la tarjeta de MUD. Esto tendría un efecto
dominó sobre las adhesiones de UNT y MPV que se quedarían sin candidato.
La candidatura de EGU encabeza las encuestas, pero si el oficialismo concluye
que marcha hacia una inevitable derrota, sin haber negociado antes garantías de
no persecución, puede apelar a esa jugada riesgosa y extrema, que ya ha sido
anunciada y no debería sorprender a nadie. Si no se le ofrecen garantías al
gobierno, se le estará empujando hacia una línea roja que puede atravesar, aún al
precio de desencadenar una gran condena internacional que incluya a sus aliados
Gustavo Petro y Luíz Ignacio Lula Da Silva. Total, el gobierno de Maduro ya está
curtido en la resistencia contra el aislamiento internacional, sobrevivió al cerco del
Grupo de Lima, el desconocimiento de más de 60 países y las severas sanciones
económicas que lo empujaron a los brazos de los rivales geopolíticos de EEUU.
La reacción del oficialismo al levantamiento de sanciones personales de la UE
revela que no va a tomar la iniciativa para pactar garantías de no persecución
porque esto puede interpretarse como una actitud derrotista, como que ha llegado
la hora de poner a salvo sus cabezas. Y asumir esta posición de perdedor a priori
sería muy desmoralizante y desmovilizador para sus seguidores, justo antes de los
comicios del 28J.
Los perdona vidas de la oposición inercial plantean que no hay que apurarse, que
todo tiene su tiempo, y que EGU puede hacer esta oferta de no persecución
después de su inevitable triunfo frente a NM, como un gesto de grandeza y buena
voluntad. El gran riesgo de esa actitud contemplativa y triunfalista es que puede
terminar enterándose por la prensa de que el TSJ anuló la tarjeta de la MUD. Y
por esa actitud inercial y carente de liderazgo será corresponsable de no haber
actuado oportunamente para evitar perder la mejor oportunidad de recuperar la
alternabilidad en el poder por la vía electoral y pacífica.
No es cierto que el triunfo de EGU esté asegurado, las elecciones no se ganan
con encuestas sino con una tarjeta unitaria, con un candidato único, y con la
organización y movilización del país descontento. Y nada de esto está blindado,
todo está en peligro.
La inacción y falta de capacidad de respuesta de la dirigencia
de la PU no puede poner en peligro la tarjeta de la MUD ni la candidatura EGU,
que es la única que realmente le puede ganar al candidato oficialista. Mantener a
EGU en la carrera presidencial con la tarjeta de la MUD debe ser el centro de la
acción política de la PU, sin descuidar la consolidación de la maquinaria electoral
que defenderá los votos en todas y cada una de las mesas electorales.
¿Qué están esperando?
Lamentablemente, quienes critican al régimen por su deriva autoritaria están
esperando de él un comportamiento democrático. El liderazgo político no sale de
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su inercia y no termina de proponerle nada concreto al gobierno para evitar que el
TSJ termine dándole la estocada final a la tarjeta de la MUD.
El candidato con verdadera opción de ganar las Presidenciales del 28J está
llamado a hacerle una oferta viable y creíble a NM porque sin garantías de no
persecución política, el candidato oficialista no se va a medir con quien sabe que
va a perder. Solo si se levantan las recompensas, se deja de atizar la persecución
judicial en la CPI y se constitucionalizan las garantías de no persecución política,
el oficialismo aceptará la derrota y entregará el poder.
Y esto lo hará con una previa reforma constitucional que designe al expresidente
como diputado vitalicio con inmunidad parlamentaria por delitos políticos. Para
avanzar en la solución del conflicto venezolano y recuperar la alternabilidad en el
poder, es preferible que NM se mude al Palacio Legislativo como diputado vitalicio
a que siga como presidente vitalicio en el Palacio de Miraflores.
Un Pacto de Convivencia Pacífica con garantías de no persecución política es lo
que puede dejar correr a todos los candidatos hasta el 28J para que,
independientemente de quien resulte ganador, el país pueda recuperar la
alternabilidad en el poder. La solución de menor costo para el país siempre será
un acuerdo que facilite la convivencia pacífica, sin retaliaciones ni persecuciones
entre los actores en pugna.
La clave para que firmen un Pacto de Convivencia
Pacífica es que no se suponga ni asuma a priori la victoria o derrota de ninguno de
ellos, porque eso daría origen a denuncias de fraude y al no reconocimiento de los
resultados. En definitiva, se trata de garantizar los derechos y deberes de los
actores en pugna, cualquiera sea el que pierda o gane la elección presidencial.
Un Pacto de Convivencia Pacífica con garantías de no persecución debe ser la
base de un protocolo de condiciones que incluya el compromiso de no anular
ninguna tarjeta ni sacar de la contienda a ningún candidato que despunte en las
encuestas, reconocer los resultados del 28J independientemente de quien resulte
ganador, y acordar un programa básico de reformas económicas e institucionales
a llevarse a cabo entre el 29J y el 10E que contribuya a la viabilidad económica de
la gobernabilidad poselectoral.
Escuche el análisis completo en el nuevo podcast de Pedagogía Económica y
Electoral https://podcasters.spotify.com/pod/show/pedagogiaeconomicaconvict/episodes/Los-
mejores-estrategas-se-preparan-para-los-peores-escenarios-e2jn05i