"Necesito una bala que me desprenda el hambre que tengo". "Dame un hot dog que me está ladrando el estómago". "Mi hermano dame un perro con todo, le echáis hasta mal de ojo si tenéis”, se escucha entre los compradores a unos jóvenes que dijeron tener “las siete hambres de Egipto”, tal cual se lo plantearon al vendedor ambulante, en un punto de la calle 78 la noche del viernes que invitaba a la rumba.
En un recorrido por la ciudad de Maracaibo, se pueden ver los más conocidos y tradicionales “puestos ambulantes” de comida rápida que “no les cabe un alma” sobre todo los fines de semana, ubicados en plena vía pública y en sitios muy concurridos, incluyendo plazas y parques.
La necesidad tiene cara de hereje para los llamados “emprendedores ambulantes”, quienes han inundado el comercio en Maracaibo y se han convertido en la salvación de más de un comensal que puede acceder a perros calientes, hamburguesas, pizas, cachitos, pepitos y arepas rellenas con carne y queso a precios accesibles que van desde $ 5, $8, 10 y hasta $ 15 según los ingredientes que lleven.
Un perro caliente estándar está compuesto por una salchicha sancochada, pan, cebolla picada, queso, papa y salsas. Una hamburguesa de carne o pollo tradicional lleva tomate, lechuga, queso y salsas. Si es full equipo lleva otros ingredientes, incluyendo varios tipos de quesos, papa, tocineta y salsas.
Para estos emprendedores, lo más común es trabajar por las noches, pues son los jóvenes quienes al salir de las rumbas consumen este tipo de alimentos, también lo frecuenta personal de logística al terminar la jornada.
Los ‘perreros’ parquean sus carros en la orilla de principales arterias viales, las más concurridas, frente a bodegones, bares, casas aledañas o al lugar de trabajo en los que venden hamburguesas, pepitos, arepas, patacones, empanadas, tequeños, y hasta pizzas en porciones, con lo que mucha gente hace sus "tres Marías"; es decir, desayuna, almuerza y cena.
Los venezolanos las llaman “balas frías”, algo rápido para engañar el estómago, comida informal, no caliente, rápida, que se come al paso de las también las llamadas “calles del hambre”.
Las "balas frías" no son muy baratas que se diga
Las balas frías es la alternativa para evitar altas facturas en los restaurantes, pero para muchos, esta opción podría sucumbir ante la erosión del poder adquisitivo. Una cena para dos, por la medida pequeña, equivaldría a un 30 % del nuevo salario mínimo y por ejemplo solo serían dos hamburguesas con dos bebidas o el combo como se estila actualmente.
Dueños de los sitios de comida rápida, quienes fueron consultados, manifestaron lo difícil que se ha convertido el mantener un establecimiento, considerando los sobreprecios de productos y los aumentos que se han declarado en lo que va de año como los principales factores que afectan su labor diaria.
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