Miércoles 09 de octubre de 2024
Opinión

Año 2024: la última oportunidad (Nirso Varela)

No echemos más leña al fuego. Dejemos transitoriamente los errores y fracasos del pasado, bien resguardados de las polillas del…

Año 2024: la última oportunidad (Nirso Varela)
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No echemos más leña al fuego. Dejemos transitoriamente los errores y fracasos del pasado, bien resguardados de las polillas del olvido, y hagamos a un lado las diferencias y rivalidades del presente para centrarnos en las luchas necesarias e inaplazables. El año 2024 será nuestra última oportunidad.

Concertemos una tregua durante el tiempo que resta para tan importante fecha y construyamos una unidad sólida para alcanzar el objetivo que más anhela el 90% de venezolanos: sacar al chavismo del poder y comenzar el camino de la restauración del país. Pactemos las alianzas necesarias, dignas, éticas y honorables, evitando coalición con gente díscola, deshonesta, farsante y traicionera.

El tiempo se agotó. No habrá otra oportunidad para las presentes generaciones. El año 2024 será la última ocasión de expulsar mediante elecciones, a quienes  usurpan el Estado y han destruido  integralmente a Venezuela. Abramos el sendero de una verdadera UNIDAD,  para que nuestros hijos y nietos puedan vivir en su Patria de origen, con oportunidades a futuro y jamás se vean impelidos a emigrar en masa huyendo del desastre.

Las cenizas de la destrucción en Venezuela se palpan a pesar de los maquillajes,  apariencias y el bienestar que exhiben enchufados, tarifados, bolichicos y todos los que vendieron su alma al diablo. La devastación ha sido catastrófica, sobre todo en el plano moral, educativo y cultural, con la entronización de la mentira y el maniqueísmo como política oficial de manipulación colectiva.

 Pero tenemos la oportunidad de ver expulsados del poder, los sectarios, resentidos e inmorales sin escrúpulos que usurpan las distintas instancias gubernamentales del país. De lo contrario, pesará sobre nosotros, la mácula moral de haber sido una generación fracasada e indolente.

Si se impone el capricho de dirigentes atados a ambiciones egoístas y no vamos unidos a elecciones, privará la abstención y el chavismo seguirá en el poder. Si no es en 2024, moriremos sin ver un cambio de sistema. Ningún  político joven o viejo, vivirá para seguir la competencia de egos y el juego sucio que ha impedido una unión opositora efectiva hasta el presente. Es ahora o nunca.

Es entendible que sin el concurso de los partidos políticos, sus organizaciones, estructuras y dirigentes, será imposible vencer y habrá chavismo más allá de 2030. Pero si logramos una verdadera unidad, el siguiente paso será emprender una febril cruzada contra el chavismo en el campo de la opinión pública, con posibilidades reales de alcanzar un triunfo histórico rotundo e impresionante.

Poseemos la verdad. Será imperativo desmontar las mentiras más recurrentes, perversas y pervertidas del chavismo respecto a las sanciones imperiales. Es el argumento del cual se valen para engañar incautos, como lo ha hecho la dictadura cubana durante 63 años, sin escrúpulo ni moral, pero con excelentes resultados. 

Todo el que pueda elevar su voz en los medios de comunicación y redes sociales, debe dedicarse a esas tareas puntuales y desenmascarar los sátrapas. Hay que demostrar con evidencias del pasado reciente, fácilmente asequibles,  que fue la corrupción y el desfalco de la economía venezolana en general, lo que generó la catástrofe antes de la primera sanción de  EEUU. La gente lo sabe, lo vivió y lo sufre, pero hay que combatir los efectos de la memoria corta y el olvido, a consecuencia de la manipulación y el control social.

Es un hecho irrefutable. Miles de millones de dólares están repartidos en distintas partes del mundo en cuentas particulares, producto de la corrupción y la destrucción de nuestra industria petrolera. Es el dinero faltante de las universidades  y la educación, de la salud y el salario de los trabajadores. Venezuela fue asaltada. Es una verdad simple, breve, contundente y fácil de demostrar. Hay que desmentir el tema del bloqueo y las sanciones, que incluso, algunos opositores ingenuos o interesados, repiten.

Estamos metidos en un agujero negro. La oposición no tiene credibilidad, está más dividida que nunca, luego de tantos fracasos y malas decisiones. Los políticos traen manchas, algunas indelebles. Urge un proceso de Elecciones Primarias y un pacto de damas y caballeros entre los aspirantes y sus organizaciones políticas. Y  una campaña absolutamente pedagógica, sin populismo ni demagogia, para vencer el pesimismo y escepticismo de los venezolanos.

Sería sano que la mayoría de candidatos de oposición, retiraran sus aspiraciones. Un gesto de honor y dignidad. Muchos no debieron  presentar sus nombres y otros tienen rechazos que ni el dinero ni la demagogia, pueden ocultar. Existen hombres y mujeres con sobradas virtudes, honorables demócratas venezolanos no ligados a partidos políticos, o con trayectorias impecables como ciudadanos y servidores públicos. Uno de ellos debería ser nuestro candidato y próximo presidente de la República.

Si olvidamos por un momento las peleas inútiles que conducen a  nuevos fracasos y nos dedicamos a lo verdaderamente necesario, el triunfo estará a la mano. Si volvemos a errar, solo  faltará esculpir los epitafios sobre las lápidas de las tumbas políticas, de una cáfila de sujetos ególatras fracasados, que sellaron una etapa de decadencia en Venezuela. Todos morirán políticamente.

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