Domingo 22 de diciembre de 2024
Opinión

Masacre en Gaza: el principio de los siglos (Nirso Varela)

No existe retórica de ninguna índole, capaz de justificar la masacre en Gaza. Nohay excusas desde ninguna perspectiva legal o…

Masacre en Gaza: el principio de los siglos (Nirso Varela)
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No existe retórica de ninguna índole, capaz de justificar la masacre en Gaza. No
hay excusas desde ninguna perspectiva legal o moral, que concedan a ninguna
Nación del mundo, el derecho a defenderse a cambio de tierra arrasada. Después
de Hiroshima y Nagasaki, atacadas con bombas atómicas en la cúspide de la
civilización, las convenciones internacionales han sentado el “nunca Jamás” de las
catástrofes humanas, causadas por seres humanos.
Es solo letra muerta. No ocurre así en las devastadas ciudades del Este de
Ucrania, ni en Siria ni en pueblos kurdos que también luchan por el reconocimiento
de un Estado independiente para 85 millones de habitantes. En la actualidad, igual
que al principio de los siglos, las ciudades son reducidas a escombros en
conflictos bélicos donde muere básicamente la población civil. De no ser por el
sistema de defensa antiaéreo “Cúpula de Hierro”, Tel Aviv hubiese sido arrasada
por más de cinco mil cohetes lanzados por Hamás desde el 7 de octubre.
Los niños de Ucrania mueren en iguales condiciones que los infantes gazatíes,
bombardeados y tapiados, víctimas del daño colateral. La destrucción de las
ciudades ucranianas por los frecuentes bombardeos rusos contra instalaciones
civiles y vecindarios, es una realidad oculta bajo el peso de la indiferencia.
Esta vez, a la caza de terroristas criminales que violaron su territorio, su
soberanía, sus habitantes y su dignidad, los israelíes se llevan por delante la
población civil, causando la muerte a niños de todas las edades. Una masacre
previamente planificada por los líderes de Hamás en consonancia con los ayatolás
iraníes. Milicianos fanáticos endemoniados, perpetraron un ataque donde murieron
1400 personas degolladas, acribilladas, abusadas, violadas y masacradas.
Los terroristas, al perpetrar los crímenes contra la población civil, difundieron a
través de las redes sociales, la envergadura de sus crueldades, para acelerar la
inevitable y brutal arremetida de Israel, que está causando el desprecio de
sociedades donde existe tolerancia religiosa, cultural, política e ideológica, es
decir, el mundo occidental civilizado y democrático, opuesto a los implacables
bombardeos israelíes en Gaza. En cambio la barbarie yihadista, es aplaudida por
dictadores y gobiernos sectarios, que impiden las libertades individuales y coartan
el derecho de las mujeres de velo a no ser esclavas, aun al precio de sus vidas.
Los ataques israelíes son el resultado de un plan terrorista que salió a la
perfección. Los habitantes de Gaza fueron arrastrados al matadero por sus
mismos gobernantes, el grupo terrorista que los gazatíes eligieron en elecciones
de 2004; los mismos que hoy los empujan a una muerte irremediable. Hamás los
lleva al último suplicio, utilizándolos como escudos humanos y como instrumentos
morales ante la opinión pública mundial, para exacerbar las crueldades de la
guerra que ellos mismo iniciaron, inspirados por el odio antisemita incrustado en
sus genes. En Gaza sabían de antemano cuál sería la reacción de Israel ante un
ataque a mansalva que ocurriría en cualquier momento. Cuando las víctimas
superan el número diez mil, las miradas señalan como único responsable a Israel.
A nadie en Gaza llegó por sorpresa las represalias israelíes, pues las han vivido
en carne propia en el pasado reciente. Lo sabían los líderes de Hamás y sus
financistas iraníes, porque urdieron el plan. Y lo sabían EEUU, Rusia, China,
Turquía y algunos países musulmanes, porque ellos mismos han masacrado
ciudadanos inocentes, en defensa de sus intereses.
Hamás gana la guerra moral ante la opinión pública, mientras sus combatientes,
entrenados para la acción, se esconden en túneles construidos con años de
antelación, poniéndose a salvo en escondrijos, confundiéndose con civiles en
hospitales, escuelas y refugios, e impiden que sus “hermanos” palestinos marchen
hacia el Sur, para que mueran bombardeados.
Israel vive en guerra desde 1948, año de la creación del Estado judío en el antiguo
territorio de Canaán, cuyos ancestros hebreos ocuparon por primera vez hace más
de tres mil años. Tras sucesivas guerras con sus vecinos a lo largo de los siglos y
sobre todo, con las antiguas potencias imperiales antes de Cristo, Asiria,
Babilonia, Persia, Egipto y Roma, sus templos y reliquias fueron sucesivamente
destruidos y el pueblo israelita expulsado y desplazado de Jerusalén, hasta la gran
Diáspora d.C., que dispersó al pueblo judío, por diferentes lugares del mundo.
Ubicado en un reducido territorio de apenas 22.145 km2 (Venezuela mide 916.445
km2, Zulia 63.100 km2), rodeado por enemigos históricos y siempre acusado con
la misma severidad del Holocausto, Israel se convirtió en potencial militar, pues la
causa de los grupos radicales palestinos, es decretar la Yihad, destruir el Estado
de Israel en tierras palestinas y arrojar los judíos al mar. Es la prosa ancestral
antisemita que se deduce en la carta fundacional de Hamás (1988).
Pese a invertir gran parte de su presupuesto en la adquisición de armas de última
generación para asegurar su existencia, incluyendo bombas nucleares, Israel es
un país desarrollado, en auge, con programas espaciales e investigaciones en
diferentes ramas científicas. Es la única democracia del entorno. Permite la
diversidad religiosa y cultural. Ha hecho maravillas para producir alimentos y agua
en el desierto y han buscado la paz y la convivencia con sus vecinos árabes.
Los palestinos por su parte, han dado cobijo tanto en Gaza como en Cisjordania,
a los grupos terroristas Hamás y Hezbolá, que sueñan con destruir a Israel. La
guerra explota una vez más en el Próximo Oriente, una región que el líder de la
OLP, Yasser Arafat, definió en su momento, como un barril de pólvora a punto de
explotar. Nada ha cambiado. Los portaviones USS, han vuelto al Mediterráneo.
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